[ m u c h i u c h i ]
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Heung Gi inhalaba y exhalaba en un intento de recobrar su paciencia. En serio que lo estaba intentando, el reunir todas sus fuerzas para no ir y abofetear al malcriado de cabello extravagante que repentinamente llevaba su sostén menos preferido en alto, meneándolo como si de una prenda indiferente se tratara, frente a todos los invitados de su propio departamento. No podía admitir que lo merecía, porque su memoria estaba reticiente a presentarle hechos recientes que afirmaran la razón por la cual su despecho reciente había comenzado; no lo recordaba, solo sabía que había iniciado mucho antes de eso.
Echaba humo por los oídos en un sentido muy, muy, poco figurado, y su compañera de cuarto, SorA, se limitaba a virar de un lado y hacia el otro en busca de ayuda dentro de ojos medianamente conocidos, al borde de un ataque de pánico también, sin saber qué rayos hacer para tranquilizarla o cómo detener al idiota que les hacía perder los estribos.
—¡Copa B, chicos! —gritó el susodicho carismáticamente por encima de la música, caminando con parsimonia entre las masas con una mueca de insatisfacción, como si humillar de esa manera a la fémina fuera de lo más usual ahí dentro—. Debo confesar que es algo delgado para mi gusto, pero considerando la genética de nuestra procreabilidad social y sus últimas generaciones, ¡cada quien tiene su gusto!
Todo él era un idiota y un completo fracaso de persona; desde su forma de mirar a los demás, por encima del hombro con su caminar presumido, hasta su forma de expresarse, como si la sabiduría inundara sobre su lengua. A Gi le ardían los ojos del fastidio con sólo sentirlo cerca, aunque podía soportarlo; siempre pudo hacerlo. Pero ahora estaba cruzando una gran línea inexistente que habían acordado no cruzar hasta hace poco.
Sus invitados, compañeros y amigos —no como él, un intruso en el lugar cual nunca fue bien recibido—, como lo trogloditas que eran, comenzaron a lanzarle de todo: frituras, piropos, dinero, aplausos y palabras indecentes. Puedo notar como un paquete incoloro y casi brillante caía a los pies del pelirrojo, pero no podía estar más asqueada con su sola presencia ahí, en una fiesta donde no se le había requerido.
Sin embargo, TaeHyung no podía estar más conmovido con el recibimiento y, con una sonrisa más grande del que su propio rostro podría soportar, continuó girando el flojo tirante del brasier entre su dedo índice. ¿Quién sería el afortunado al que le caería en la cara? Ya imaginaba toda una escena digna de captar en cámara: "Wall-E en el basurero, 2.0" sería el título elegido, si es que algún día se animaba a subir esa clase de humillación a las redes sociales.
Pero él bien sabía; nunca lo haría.
Su acoso nunca llegaba a tales extremos, oh, pero sí que se sentía bien que su regreso a la vida de su pequeño e infortunado problema estuviera siendo todo un éxito, no lo podía negar. Mientras la miraba de reojo casi sentía las palabras salir de sus labios. ¿Me extrañaste, Heung?
—Diablos, no, no, no —susurraba cierto pelinegro mientras se escabullía por los cuerpos borrachos y tambaleantes, hasta llegar a él—. TaeHyung, ¿ahora qué diablos estás haciendo? —lo detuvo abruptamente, notando a todos los presentes con los ojos puestos en ellos—. Esto está yendo muy lejos, para ya.
TaeHyung se limitó a observarlo por encima de su altura con un bufido, casi a punto de soltar un gruñido con desagrado. JiMin, siempre a su defensa, no era nadie pare venir a decirle eso mucho menos después de haberlo abandonado por un grupo de idiotas que ahora llevaban en alto su remplazo. Negó, indispuesto a dejarse llevar por las amenazas del mayor, y sus ojos cargados con algo parecido a una perversidad ensamblada en esos irises castaños se encontraron con los humeantes de Gi, advirtiéndole.
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until you hate me | k.th
FanfictionTaeHyung era molesto, suficiente razón para que los demás lo odiaran. ¿Pero qué lo llevó a serlo? ‣ novela juvenil. ‣ bts hetero, fanfic. ‣ actualizaciones lentas, semi-hiatus. ‣ rediseño, re-publicación. ‣ @bxngtxng_trxsh, 2017. / @peachnsun, 20...