El sencillez en un hombre, simple autor autodidacta, escritor sin remedio, aunque ya remedió su irá en unos cuantos versos, amante de la locura y compañero de unos cuantos trastornos inigualables, monótono en la no monotonía, tratando de ser infeliz para llegar a ser feliz algún día, lo que ustedes desean en persona y lo que el quizás no deseaba en su persona...
Admirable al hablar, solidario de más, talentoso y si le hablabas no había razón para quedarse circunspecto y para el motivo más grande de los hechos con un corazón grande y latidos horriblemente rápidos... El, para nada amante de la playa y la montaña, solo era normal en su hábitat, no pedía, no rogaba, no descansaba lágrimas, pero adivinen era el, quien desarrolló mente autodidacta y unas cuantas ideas impresionantes aunque amargadas mientras en noches obscuras y solas se les ocurría cincuenta ideas por lagrima.
Escribía despacio algunas que otras veces super rápido, bailaba al son de los versos y se para a al final de cada párrafo, no tenia final amaba escribir sin cansar, pero ¿acaso este chico tenía al malo? Uno y miles de defectos necesarios, propio de un ser humano, el, era su propio Dios, escrito en varios lenguajes y abecedarios, egocentrico por rato y muy amable y frágil con unos cuantos, pero era el, el escritor de aquellos versos tan terribles tan honestos, increíbles versos que cubrían su piel al sonido de las letras en ese bloc de notas caer.