Pasaron algunos días más y una mañana me encontraba yo revisando un basurero en busca de mi desayuno cuando de pronto sentí un pinchazo muy doloroso en mi pie, había pisado un clavo y la impresión me hizo desvanecerme y no supe más de mi. Al despertar alguien me sostenía la cabeza y me pasaba un sucio trapo con agua por la frente, era el pequeño y su perro que trataba de lamer mi cara. Miré mi pie y estaba vendado como si algún enfermero me lo hubiese tratado. Usted se cayó al suelo y yo lo cuidé, fui a buscar al hospital y traje a un enfermero y le curó la patita, me dejó remedios y se fue, me quedé aquí y pensé que se había muerto, Ahora sé que no. Me intenté parar y no pude, y el se quedó conmigo todo ese día, me consiguió quizás de donde comida, pan y hasta un té me trajo, yo comía y comía pero en un momento, me di cuenta que el no había comido nada así que compartimos todos los alimentos y me dijo su nombre, Emilio. Me contó que se había escapado de un hogar de menores y que no tenía intenciones de volver porque le pegaban mucho. Yo no pregunte nada más, si él era el ángel que me había protegido en mi desventura, como iba yo a devolverlo donde no quería estar?.
Ya oscurecía, Emilio se notaba cansado, puesto que sentado a mi lado, su cabeza caía sobre los hombros cada cinco minutos. Tomé una de mis mantas y lo cubrí, el efecto fue inmediato, cayó en un sueño profundo. Esa noche me dediqué a cuidarlo yo y no dormí velando su sueño, debo reconocer que me sentí bien. Ya aclaraba, el día comenzaba a dominar cada espacio y Emilio aún dormía, su perro lo mismo y en ese momento cerré un rato mis ojos, y no pasaron ni quince minutos, cuando desperté y nuevamente se había escapado. No supe más de él en algunas semanas más.
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Emilio, la calle y las sombras.
SpiritualEmilio es un chico abandonado en las calles de una gran ciudad. Convive con el hambre, el frío y la soledad junto a Rina su amiga y su fiel perro guante.