Era apenas una niña de 5 años cuando lo vi marchar, sin decir adiós, sin un abrazo, sin nada... solo se fue.
Recuerdo que yo iba en la parte de atrás del auto y no podía contenerme las ganas inmensas de llorar, sabía que nada iría bien después de eso, sabía que por más veces que el me dijera que todo estaría bien no era cierto, sabía que de ahí en adelante todo cambiaría.