Cigarrettes & Coffee H.S español

día siguiente

  Al otro día Harry se dirigió a la habitación 455, en el hospital dónde su mejor amiga falleció. 

 Tempest yacía sobre la cama. 

Agotada. 

 Él suspiró y la saludó. 

 —Hola—ella respondió—. ¿Estás bien? 

 —No en realidad, no—un silencio reconfortante inundó a ambos—. ¿Tu lo estás? 

 —He estado mejor—ella sonrió, pero su sonrisa desvaneció enseguida cuando él finalmente la miró directo a los ojos. 

 Su rostro lo decía todo, tenía una expresión triste e inflamada, y ojos vacíos mirando sin vida a los de ella. 

 —¿Qué pasó contigo?—él murmuró, acariciando su mejilla amoratada. 

 Ella gimió y él alejó su mano.

  —Mi padre—finalmente la verdad se supo, y aunque Tempest tenía sus ojos cerrados, ella pudo escuchar a Harry succionar el aliento. 

 —No preguntes, te contaré sobre mi pasado después—ella murmuró, no queriendo que Harry hiciera suposiciones sobre su padre. 

 —Abracémonos por un rato. 

 Entonces ambos se acostaron en la pequeña cama del hospital, con sus piernas enredadas tal y como sus auriculares, y sus cabezas descansando sobre la fría almohada. 

Y en ese momento. 

 Dos adolescentes heridos trataban de ayudarse el uno al otro. 

 Uno ganó. 

Uno perdió.