Capítulo 38

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Clarke ya estaba en la estación de policía buscando desesperadamente a Anya, Niylah o quién fuera. Había intentado llamarlas, pero la batería de su teléfono murió mientras dormía y no tenía tiempo de ponerlo a cargar, necesitaba urgentemente hablar con una de ellas.

Apenas visualizó a Niylah, que se preparaba para marcharse -supuso que a buscar a Nia-, se le abalanzó impidiéndole el paso.

- Lexa se fue a buscarla –le entregó rápidamente la carta que la ojiverdes le había dejado y Niylah no tardó ni un segundo en leerla, a su lado su compañera, Octavia.

"Tiene a Raven. Nia no está donde creemos"

Octavia soltó un sonoro improperio y golpeó el escritorio más próximo a ella, haciendo que la misma Clarke pegara un pequeño brinco. Sus nervios estaban a flor de piel y no sabía qué demonios hacer, ni siquiera sabía con exactitud en qué momento Lexa se había ido.

¡Joder! No debió quedarse dormida, pero estaba tan increíblemente cansada luego del exhaustivo día que apenas se sintió segura con Lexa, cayó rendida.

- Maldición –Niylah se frotó el rostro, también notándose cansada-. Solo esperábamos confirmación. Supongo que ya no es necesaria... Nia Cold no podía ser tan fácil de atrapar –se dijo a sí misma.

Clarke vio cómo la ira embargaba a Octavia, la frustración a Niylah y la confusión a Anya, quien apenas se acercaba para ponerse al tanto

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Clarke vio cómo la ira embargaba a Octavia, la frustración a Niylah y la confusión a Anya, quien apenas se acercaba para ponerse al tanto. Su rostro cambió del desconcierto a la rabia en un chasquido, y toda ella volcándose sobre Clarke.

- ¡Se suponía que tenías que acompañarla! ¡Debías cuidarla! –Por suerte Niylah la había agarrado, porque si no ya tendría unos cuantos golpes de la mayor de las Woods.

- Lo siento –respondió al borde de las lágrimas, se sentía horriblemente culpable.

- ¡¿Sabes para qué me sirven tus disculpas?! ¡Para una mierda!

- Yo...

- ¡Podría asesinarte ahora mismo! –Y Niylah reforzó su agarre tras esto, obteniendo también ayuda de Nyko.

- De nada sirve que la ataques, Anya, así que contrólate, por favor –le pidió con educación la detective, pero la mujer no paró de batallar-. ¡Que te controles te dije, joder!

Su fuerte grito la detuvo. A todos en la comisaría, en realidad.

- Llamen a Elena y a Costia Williams, las quiero ya aquí –ordenó con autoridad-. Que alguien interrogue a Emerson en la prisión, no puedo ir hasta allá sin perder tiempo. Quiero que todos los contactos que tengamos relacionados con Nia Cold estén al teléfono o aquí, ¿quedó claro?

Todos se pusieron manos a la obra y comenzaron a trabajar siguiendo las instrucciones de la detective West.

Octavia estaba con los brazos apoyados en un escritorio, viendo a la nada con todas sus facciones endurecidas, sus nudillos empezando a blanquearse por la presión y su mandíbula al borde de destruir sus dientes por la fuerza. El dolor irradiaba de ella en conjunto de una ira brutal.

Ángel | La amiga de mi hermana (Clexa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora