Solo lo miraba de reojo, a ese alien disfrazado que estaba ubicado al otro lado del salón. Todo parecía normal, pero no, para el humano todo iba mal.
El escuchar al irken hablar con su robot sobre planes de abandonar la tierra mientras lo espiaba la noche anterior lo había dejado algo desconcertado, no había dormido lo necesario y tenía pequeñas ojeras.
Decidió sacar un cuaderno cualquiera para hacer garabatos e intentar quitarse esa amarga sensación, ese enojo irracional que le crecía cada vez que miraba a su enemigo. Ya no era por esa rivalidad que tenían desde hace años, era algo más personal.
"¿En serio se irá de aquí?"
Pensaba mientras solo hacia rayones sin sentido con un lápiz, miró nuevamente al otro, que jugaba con un mechón de su peluca y miraba al frente. Volvió a lo que hacía, ahora solo trazando cualquier cosa, no tenía nada planeado.
"¿Por qué tendría que irse? Digo, ha fracasado en todos sus intentos para conquistar la tierra y parece comprensible que se vaya pero..."
Pero.
¿Por qué no estaba feliz? Se supone que se odiaban a muerte, que no soportaban verse ni en pintura, que solo arruinaban más la vida del otro con solo su presencia y aún así, no sonreía, no estaba nada emocionado.
"Si él se va tiene que decirme algo, no puede irse así nada más como un cobarde, él... ¡Él tiene que decirme que pasa!"
Hizo rayones más y más acelerados, intentando apacigüar esa ira que se entró a la mente en segundos. Se le hacía extraño que en vez de celebrar el que su enemigo se fuera del planeta estuviera entrando en un pánico que no sabía explicar.
"Debe estar bromeando, siempre anda con sus estupideces."
Sacudió la cabeza intentando pensar en otra cosa que no fueran las palabras que escuchó anoche, mientras espiaba al más bajo como lo hacía a diario.
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—Zim piensa en volver a Irk.
—¡¿En serio amo?!
—Es una gran posibilidad, después de todo no tengo nada más que hacer en este horrible planeta, los monos terrícolas ya no me sirven de mucho y, puedo pedirles a los más altos que me asignen un mejor territorio para conquistar...
No quiso saber más, el joven solo se alejó en silencio de esa casa.
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Se quedó estático, no se movía, no hacía nada, ni siquiera sabía si estaba respirando. Se agarró la cabeza con ambas manos, agachó la mirada tratando de no gritar, de no maldecir, de no pensar en aquel ser que le desesperaba mucho más que siempre.
"¡Él no puede irse!"
Buscaba una razón lógica para pensar en esa frase, porque algo le impedía estar en un buen estado de ánimo.
Si el irken se iba habría paz.
Si se iba, la Tierra ya no estaría en peligro.
Sin el extraterrestre, no había quién lo molestara con armas mortales o lo quisiera poner en ridículo.
Esos eran puntos a favor.
Pero, si el alien ya no estaba...
¿Con quién más hablaría? Estaba su familia, pero su hermana detestaba que le hablara demasiado y su padre no estaba casi nunca con ellos. Porque, aparte de Zim, no tenía con quien más interactuar, así fuera de las cosas más extrañas, así fuera en discusiones o peleas, solo ese ser de piel verde conversaba con él.
Además, ambos servían como compañía para el otro, les hacia ver que no todo era soledad.
Nadie lo entendía como ese irken, nadie sabía como se sentían ambos. Querían ser el orgullo de su pueblo, ser alguien reconocido, querían sentirse queridos porque nadie ha llegado a tomarles cariño con fervor realmente.
Zim le llegaba a alegrar su día un poco. Aún fuera con su egocentrismo, con su risa, con su voz, hasta sus ridículos planes, sentía que él ya estaba tan adentrado en su vida que el no verlo al menos un día hacia que todo se volviera diferente, no era lo mismo sin Zim.
Le había dado un sentido a su vida, pero no cualquiera, no fue simple suerte o azares del destino el que ese alien llegara a su planeta, percibía que así debían ser las cosas.
Porque la llegada de Zim significó que Dib tenía razón sobre los extraterrestres, que no estaba loco como todos pensaban, que podía llegar a ser alguien importante ya que él demostraba la inteligencia que esperaba que la gente viera.
El que solo Zim estuviera ahí mismo significaba esa otra forma de vida para Dib, otra manera de ver el alrededor, era como su otra mitad.
Muchos pensamientos se arremolinaban en su gran cabeza, sin embargo todo se volvía más y más agobiante para él.
Llegó a una espantosa conclusión: Necesitaba de ese enano irritante, así fueran solo segundos o una eternidad, lo necesitaba a su lado.
Oyó el timbre de salida, pero él seguía con las manos agarradas a unos mechones de su cabello y con los ojos cerrados. En cuanto los abrió no escuchaba ninguna voz, volteó a varias direcciones para enterarse que no había nadie rondando por ahí.
Ni Zim estaba.
Agarró todas sus cosas tan rápido como pudo y se fue corriendo de inmediato. Ya sabía donde debía ir.
No permitiría que Zim se largara, le diera o no una explicación, exigía que se quedara con él.
No soportaba la idea de ver a Zim irse, alejarse de él, después de todo ese tiempo en que estuvieron involucrados en un montón de peleas, haciéndose comentarios ofensivos y sarcásticos, en competencias absurdas; sin embargo, eso no significaba que siguieran rivalizando como todos los demás creían.
Dib solo esperaba llegar a tiempo a aquel lugar.
Ya que la idea de dejarlo ir solo hacía que un montón de emociones se mezclaran y lo dejaran en un silencio absoluto.
No soportaría eso, incrementó su velocidad hasta aparecer a esa solitaria calle y en unos minutos llegó al frente de esa casa verde. Dio pasos lentos en ese camino, los gnomos del jardín no funcionaban pero eso no le preocupaba, se paró delante de la puerta y la tocó con fuerza.
—¿Zim?
Esperaba con todo el alma que le respondiera.
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Re que esto es muy cliché pero bueno.
Gracias por leer igual <3.
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୧ ׅ𖥔 ۫ ◜🕛◞ 𝑵𝑶 𝑳𝑶 𝑺𝑶𝑷𝑶𝑹𝑻𝑨𝑹𝑰́𝑨 𓂅 [ᴢᴀᴅʀ] . ࣪ ˖﹆
Fanfic❲ ︵︵︵︵︵︵ ❛ ᴍʏ ʜᴏᴍᴇ ɪꜱ ʏᴏᴜ. ❜ ︶︶︶︶︶︶ ❳ ・ ・ ・ ・ ・ ・ ・ ・ ・ ・ ・ ・ ・ ・ ⇉ [ ⏱️ ; ❝ Luego de eᥒteɾαɾse de que Zim se puede iɾ deᥣ pᥣαᥒeta, eᥣ humαᥒo se pᥣαᥒteα uᥒα ᥎idα siᥒ eᥣ iɾkeᥒ. Siᥒ embαɾgo, se dα cueᥒtα de que simpᥣemeᥒte ᥒo ...