1 "Se estropeó la calefacción" • Rubelangel

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La pareja de más de veinticinco años cada uno estaba literalmente, congelándose dentro del coche mientras este avanzaba por la carretera bajo la leve nevada que caía en la noche madrileña.

Habían ido a cenar a la casa de la madre de Rubén y aunque en un principio se había tratado de algo rápido las conversaciones fueron tomando tiempo y sin darse cuenta ya era casi medianoche cuando, a pesar de la negación de Bente a que su pequeño se vaya, debían regresar a su propia casa.

Casa que compartían hace poco más de cuatro años.

—Tengo frío.

Mangel ya había perdido la cuenta de cuantas veces escuchó a Rubén decir aquello, y es que no estarían en esa situación si una tormenta eléctrica que pasó hace más de un mes, no hubiera destruído la mayoría de sus electrodomésticos, haciendo que el poco dinero que tenían ahorrado para la reparación se su coche vaya a la restauración de sus bienes.

—Lo sé.

—¡Has algo coño! Se me congela hasta la polla.

Ambos estaban molestos, cansados, e irritados con la situación, pero a diferencia de Rubén, Mangel trataba de mantener la calma, sabiendo que sería inútil desquitarse con su pareja.

Aún les quedaba cerca de media hora para llegar a su hogar, la nevada había crecido y cada vez era más difícil ver con claridad, en ese momento agradeció la pereza de Rubén de no quitar las llantas con cadenas la semana pasada, porque de no tenerlas, estarían varados en la carretera malditamente desierta.

El automóvil comenzó a detenerse a la vez que las luces antiniebla descendían en potencia, llegando a apagarse al igual que el motor.

—No me jodas.

Mangel observó el tablero del coche y este le marcaba que tanto la temperatura como el aceite y combustible del mismo se encontraban dentro de los parámetros normales, lo cual desentendió al morocho.

—¿Mangel?

—Pásame la linterna de la guantera.

Rubén rebuscó en el compartimiento el objeto y Mangel quitándose el cinturón de seguridad bajó del coche hasta el cofre del mismo, el cual abrió y comenzó a inspeccionar. Rubén al ver que su pareja tardaba más de la cuenta también se deshizo de su cinturón y salió del coche, pero sabía que sería inútil ir con Mangel, ya que a pesar de tener el vehículo hace cerca de dos años poco a nada sabía de mecánica, por lo cual fue hasta el baúl del mismo y colocó las valísas a modo de prevención, porque para la desgracia de ambos aquello parecía ser una falla importante.

Regresaron al interior del vehículo y Rubén supo por la mala cara de Mangel que aquello no era algo que pudieran solucionar por sí mismos.

—Es la batería, se agotó...

Mangel luego de decir aquello tomó su teléfono y marcó el número de la grúa, dándole las instrucciones de su ubicación y el problema que tenían entre manos, renegando con el operador cuando este le daba explicaciones y terminando por aceptar el trato ofrecido. Al menos habían podido pagar el seguro de aquel mes.

—¿Qué te dijo?

—Que la grúa está ocupada y recién puede venir en media hora, y teniendo en cuenta la distancia desde donde viene tenemos que esperar entre una hora y media a dos ¡Me cago en todo!

Mangel golpeó con fuerza el volante desquitando su frustración en aquel trozo de plástico. Todo, absolutamente todo estaba saliendo mal para ambos, primero despidieron a Rubén de la tienda de vídeo juegos y electrónica porque su contrato venció y no quisieron renovarlo, luego la maldita tormenta que arruinó gran parte de sus cosas y como si no tuvieran suficiente con eso el deterioro de su vehículo que ahora los había dejado varados, sin mencionar lo cortos que estaban de dinero.

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⏰ Última actualización: May 10, 2017 ⏰

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