𝐂𝐨𝐥𝐨𝐫 𝐒𝐨𝐦𝐧𝐢𝐮𝐦 • [𝐉.𝐉.𝐊]. 𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥𝐢𝐳𝐚𝐝𝐚

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Había pasado una semana después de todo aquel incidete con los sueños, justo 3 cuadros me hicieron completamente famosa. Plantearme si aquel penúltimo cuadro debería de ser entregado realmente me puso en duda, era la cosa más hermosa que había visto y sentido mía, porque ahí estaba yo, y eso solo lo tendría presente su autora.
Las exposiciones de los cuadros obtuvieron muy buenas críticas y eso me había hecho sentir eufórica después de todo, y tenía que agradecerselo a él. Tenía que deberle parte de mi fama, parte de mí, conocerlo mejor.

Una tarde de espeso hielo en la calle me decidí a darle una visita. La cafetería al fin había hecho darme cuenta de su nombre "Dream Color", sonreí al ver sus letras iluminadas por colores que hacían buen contraste con el hielo.

Me adentré y observé por todo el lugar buscándolo, pero no lo veía. Me acerqué a la barra donde preparaban los cafés, de seguro los encargados sabrían donde podía encontrarlo.

- ¿En qué la puedo ayudar?- Me pregunta una chica dándome una cálida sonrisa

- Disculpa... - Saqué de mi bolsillo del abrigo el pequeño retrato de él que había hecho como última de mis obras- ¿Sabes dónde puedo encontrarlo?

- ¿A JungKook? - Asentí- Él ya no trabaja aquí, se fue hace unas semanas

- ¿En serio? ¿Y no sabes dónde pueda encontrarlo? Me urge hablar con él

-Mmm, él era muy extraño, parecía más lunático que consciente- Frunció un poco el ceño

- ¿Lunático?

- Sí, era muy extrañito, aunque buen muchacho. Siempre andaba muy entretenido pintando en las paredes cuando tenía descanso, precisamente en aquella esquina de allá- Me señaló con el dedo- Siempre pintaba algo allá

- Oh, bueno, gracias de todos modos

- Lo siento, casi nadie aquí sabe de él

- Descuida, está bien- Le di una sonrisa de agradecimiento y me dirigí a la puerta sin antes haber ido a la esquina de la cafetería donde la chica había dicho que pintaba mucho.

Se pudo apreciar como una especie de carrucel con columpios en la cual encima decía "You never walk alone". Yo conocía ese carrucel, y de hecho, no queda tan lejos que digamos.

Salí de la cafetería encaminada hacía allá, anteriormente había sido un lugar muy bonito para los niños geberalmente, pero luego esa zona quedó bastante despejada debido a que querían demoler esa parte de la ciudad, y al final no se concedió.

Entré mis entretenimientos y pensamientos sobre el extraño JungKook llegué más rápido de lo planeado. El carrusel esta aún, un poco desaliñado donde portaba el nombre, pero parecía aun servir. Una brisa fría tropezó con los barrotes de los columpios y estos rechinaron.

A lo lejos se observaba una casa, algo grande y no arreglada. Alguna de sus ventanas tenían clavados tablas y la puerta apenas parecía servir. Frente había un árbol que carecía de hojas debido a la temporada y de él colgaban unos zapatos.

Caminé sin rodeos hacía la casa y me asomé por una de las ventanas,parecía estar cubierta por una especie de cortina o algo que no dejaba ver. Toqué con mis nudillos la vieja madera. Unos segundos después la puerta se abrió y apareció él otra vez con esa cara de ángel caído del cielo. Me sonrió amigablemente

-Al fin llegaste

‹‹ ¿Me perdí de algo››

- ¿Disculpa?

- Pasa, te estábamos esperando

Me adentré por el filo de espacio que me había dejado para pasar. Por dentro la casa no estaba en tan malas condiciones como pensaba

- JungKook, quería hablar contigo sobre algo... - Dije algo apenada, este chico parecía haberse ido de sus cabales- Quería agradecerte por todo lo que has hecho, me inspiraste a hacer nuevas creaciones- Busqué el dibujo que hice de él y se lo entregué.

- ¿Me has dibujado?

- No sé porque pero, has hecho algo raro en mí- Sonrió

- Con razón, también ocurrió

- No entiendo que quieres decir- Enarqué una ceja

- Bienvenida a mi mundo.-Se encogió de hombros

- ¿Sólo una pregunta? Porque dijistes que tu inspiración son tus amigos- Enarcó un labio y eso hizo sentir un escalofrío

- Todos... están locos

Y así, de un momento a otro me convertí en una más de esa extraña historia, donde en una casa 7 chicos me llevaban de la mano hacia las imaginaciones que jamás pudieses haber proyectado. Donde eramos liberados de una especie de mundo de Omelas, donde eramos sincronizados con nuestras ilusiones, donde ser síndrome de Münchhausen y presentar esquizofrenia era lo más normal del mundo.

Yo no era normal, la cura no existía. Todo lo que sucedió apartir de ese día donde encontré a mi nueva familia era solo felicidad con un tanto de dolor. Pero cuando a veces, encuentro al ser de mi interior, cuando deseo comunicarme con lo poco que queda mí yo real, ya no lo encontraba, donde descansa, en un rotundo y oscuro espejo, que no tenía nada más que inclinarme a él para ver mi propia imagen, que ahora se asemeja a un totalmente yo, junto a un ellos, junto a un montón de maniáticos demonios, que simplemente habían muerto, llevándome a mí con ellos.

FIN...

Mo_chu12🎈