capitulo 11

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Apenas aterriza mi vuelo en Uruguay doy mis documentos para que chequen mi pasaporte.  Una vez todo controlado por el aeropuerto salgo del mismo y localizo un remice... 
No conozco el país por lo que no vi conveniente rentar un coche particular. 
La noticia del accidente de Lia ya es conocida a nivel mundial y toda la prensa habla del tema. 
Durante el vuelo pude navegar por internet y leí bastante de lo que paso. 
Al parecer fue durante un ensayo, según la prensa intento hacer un salto mortal triple y extrañamente una de las hojas de los patines se rompió lo que provoco que todo su peso cayera con fuerza sobre el otro pie y literalmente pulverizo el hueso, además de que se fracturo tibia y peroné.
Soy medico cirujano y se que una fractura de esa magnitud para cualquiera es complicada ya de por si... 
Pero en el caso de los deportistas,  es seguro que significa el fin de su carrera.  Especialmente para una patinadora. 
No imagino como se ha de sentir en estos momentos... 
Le doy al chofer la dirección de la clínica donde la prensa informa que esta ingresada Lia y este automáticamente trae el tema de su accidente y dice que el acceso es difícil por todos los periodistas que hay afuera. 
Viajo en silencio y no digo que es a ella a quien voy a ver,  no quiero que además de todo lo que esta pasando ahora también salgan hablando de nuestra amistad.  No se como lo podría tomar ella, y no quiero que piense que me intereso en ella por ser reconocida a nivel mundial. 
Al llegar, efectivamente el lugar esta repleto de reporteros a la espera de novedades y las puertas de ingreso son custodiadas por seguridad del hospital y privada también. 
Me detiene el paso un caballero preguntando el motivo de mi intento de ingresar y al estar rodeado de prensa simplemente murmuro en su oído con cuidado de no ser escuchado por los reporteros... 

- Vengo a ver a la señorita Anyelia,  mi nombre es Nathaniel.

El hombre me mira y frunce el ceño con extrañeza.  Es claro que no sabe quien soy, hace una llamada y un par de minutos después se acerca a mi para también murmurar en mi oído. 

- La señorita no quiere recibir a nadie...  Hace días que se niega a ver o recibir visitas. Ni sus padres han podido verla.  Pero su madre dijo que le dejemos ingresar...  Se encuentra en el ala sur tercer piso. 

Explica antes de abrir las puertas y permitirme el acceso. 
Agradezco al hombre e ingreso sin dudar en la clínica, tomo el ascensor y presiono el piso que me fue indicado...
Minutos después las puertas se abren y salgo del mismo Encontrándome de frente con una señora de aproximadamente 50 años,  es bastante alta y es claro que le gusta lucir elegante.  Su pelo castaño, enseguida la reconozco como la madre de Lia, tiene un andar algo exagerado pero sin duda se parece a Lia. 
Ella me mira de pies a cabeza con ojos interrogantes, es claro que Lia no ha dicho nada de mi pero no me sorprende dado lo que me ha contado sobre sus padres. 

- Buenos días... 

Digo extendiendo mi mano a la mujer. 

- Buen día,  disculpe usted si le ofendo,  pero a razón de que usted viene a visitar a mi hija? 

Pregunta con una expresión de intriga. 

- Lia y yo somos amigos señora...  Ella me llamo y me contó del accidente. 

Explico con simpleza

- Con que usted es con quien ella se la pasa hablando por teléfono... 
Bueno,  como se imaginara Lia no se encuentra de buen humor con todo esto y se ha reusado a recibir a nadie.  Ni a mi que soy su madre ni a su padre ha querido ver.  No nos permite entrar.
- Lo entiendo señora...  Y crea me que lamento todo lo ocurrido.  Pero quisiera si me lo permite tratar de verla.  Prometo que si ella se niega a verme y pide que me valla lo haré inmediatamente.  Lo que menos quiero es importunarle en este momento. 

La mujer me observa con cierta duda unos minutos pero finalmente accede y me indica la puerta del cuarto donde Lia se encuentra.
Me paro frente a la misma y golpeo un par de veces con suavidad antes de abrir e ingresar.
Al hacerlo observo a mi alrededor y me encuentro con una alcoba bastante amplia,  paredes blancas y varios jarrones con diferentes flores por doquier. 
En medio una cama bastante amplia y sobre ella acostada Lia... Mi corazón se estremece al verla. Esta dormida supongo, y en verdad parece un ángel... Su cabello recogido en una trenza cae sobre su hombro izquierdo. Esta algo pálida y ojerosa pero sin duda alguna sigue siendo muy hermosa. Observo sus manos y dirijo lentamente la mirada a sus pies... Un aparato de metal sostiene la pierna herida y una manta cubre hasta su cintura...
En una mesa a los pies de la cama se encuentra la ficha de ingreso con los detalles de la lesión y varias placas de su pierna. 
Tomo sin dudar las placas y comienzo a observar a contra luz la zona de las fracturas. 
Definitivamente es una lesión muy grande. Diablos!! cualquier medico sabría que no cabe la posibilidad de que vuelva a patinar de forma profesional.
Tomo mis lentes del maletín que traía en la mano y me los pongo para observar mejor cada una de las placas...
Es algo inerte la postura que tomo al observar placas,  estoy habituado a hacerlo,  sostengo las mismas con una mano y la otra va automáticamente al bolsillo del Pantalón. Mañas de médicos decía mi profesor de cirugía. 
Mi concentración es absoluta en las placas por lo que no me doy cuenta de que Lia ha despertado hasta que su voz capta mi atención...

- Tan mal se ve? 

Volteo y fijo los ojos en los suyos al instante en que habla...

- Lo siento Lia no te quería despertar...

Digo poniendo las placas en su lugar y acercándome a ella.
Tomo su mano y doy un beso casto en su mejilla

- Como te sientes? 

Apenas si me sonríe y se encoje de hombros... 
Es claro que le invade la tristeza al saber que no podrá volver a patinar... 

- Gracias por venir Nathaniel... Necesitaba un amigo de verdad. 

Dice limpiando de su rostro una lágrima rebelde. 

- No te preocupes,  sabes que estoy para ti preciosa...

No puedo evitar decirle así...  Que le voy a hacer,  si es preciosa de verdad. 

- Me dijo tu madre que no querías ver a nadie...
- Para que verlos Nathaniel?  Para ver la decepción que sienten por mi fracaso? 
- Fracaso?  Lia tu no fracasaste,  solo fue un accidente. 
- Eso no los convencerá a ellos...  Tu no sabes como se manejan.  Ahora solo están aquí porque esto es noticia y pueden vender la historia. Pero cuando todo el interés publico desaparezca ellos lo harán también. 
- No puedo opinar sobre ellos Lia, no los conozco como tu.  Pero yo estoy aquí para ti. 

Sus ojos vuelven a fijarse con los mios y estaba a punto de decir algo cuando un hombre nos interrumpe ingresando en la habitación... 

- Señorita de los Santos,  como se siente hoy?

Un momento...  Yo reconozco esa voz! 
Desvío la mirada hacia el hombre que habla y si! No podía equivocarme... 

- Tobias! 

El aludido me mira con expresión de sorpresa unos segundos antes de reaccionar... 

- Nathaniel?  Pero por todos los cielos que haces tu aquí? 

Dice acercándose a mi y abrazando me efusiva mente. 

- Estoy de visita,  la señorita es una gran amiga... 

Explico volviendo de forma breve la mirada a Lia que nos mira extrañada... 

- Tu amiga?  O por dioss que buena noticia me acabas de dar!

Dice entusiasmado. 
Lo que hace que me intrigue

- Porque lo dices Tobias? 
- Tu amiga...  Aquí presente no quiere ni probar bocado,  y siendo tu su amigo me podrías ayudar a convencerla. 

Explica Tobías mirando acusador a Lia que le lanza una feroz mirada de desagrado por acusarla.
No puedo evitar sonreír ante su actuar,  es que se ve tan tierna que dan ganas hasta de ponerla en alguna penitencia. Pero se supone que somos tres adultos y que yo tengo que disuadirla de comer? 
Diablos...  Ahora estoy en serios problemas

Aunque no quise te comencé a amar... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora