Se dice que el atrapasueños es un objeto mágico. Algunos creen que es capaz de filtrar los sueños negativos, quedándose atrapados en la red del objeto y dejando pasar solo los sueños buenos. Otros creen que filtra los sueños positivos, éstos quedándose atrapados en las redes y bajando por las plumas, para que así lleguen hasta la persona que esté durmiendo debajo. La leyenda del atrapasueños cuenta la historia de una mujer araña llamada Asibikaashi, que cuidaba a los niños y a la gente de la Tierra. Pero cuando su pueblo se dispersó por América del Norte, se le hizo muy difícil cuidar de todos los niños al tiempo. Por esa razón, madres y abuelas comenzaron a tejer redes con propiedades mágicas para así proteger a todos sus niños de las pesadillas.
Por esa razón, el atrapasueños era considerado un objeto de protección.
Por esa razón, Alex se sentía bendecido por Blair. Porque ella había preferido protegerlo a él antes de protegerse a sí misma.
— ¿Falta mucho para llegar? —preguntó con impaciencia al chofer. Al mismo chofer que había llevado a Blair a su casa. Él era el único que podría llevarlo a ese lugar.
—Ya estamos cerca, señor.
Alex siguió observando el objeto en su mano durante unos instantes. Mientras escribía la carta para Blair, se cuestionó a sí mismo acerca de si colocar el collar del atrapasueños en el sobre. Se cuestionó acerca de si devolverle el atrapasueños a Blair; después de todo, eso habría sido lo correcto. Pero ese recuerdo lo detuvo. Blair había querido que él lo conservara, a pesar de que le cuestionó sobre la idea de él haciéndole daño en un futuro. Por eso, y porque quería quedarse con algo que le recordara a ella, no fue capaz de devolvérselo.
No sabía que iba a decirle. No sabía que iba a hacer si alguno de sus padres abría la puerta, pero algo se le ocurriría. Reed le había dejado en claro que se debe luchar por lo que se quiere. Al menos tenía que hacer algo por ella. Cualquier cosa. Aunque ella no quisiera volver a verlo, y aunque estuviera contradiciendo lo que había escrito en aquella carta... a pesar de eso, no podía quedarse sin buscarla. Al menos tenía que intentarlo.
Habían pasado tres años en los que se había quedado de brazos cruzados, esperando que el mundo hiciera lo que tenía que hacer. Pero eso tenía que acabar.
Finalmente el vehículo se detuvo frente a una sencilla casa de dos pisos. Alex miró por la ventana la edificación frente a él. Era una casa bastante sencilla, algo pequeña y discreta. ¿Esa era la casa de Blair?
El chofer se bajó del vehículo y lo rodeó para abrirle la puerta a su jefe. Alex se bajó, sujetándose de la puerta, y miró la casa frente a él. El corazón se le aceleró de golpe, y de repente todo se sintió más real. Se acomodó en su abrigo mientras la nieve le caía en la cabeza y en los hombros. Seattle era un lugar muy frío.
Dio unos pasos hacia el frente, acercándose hacia la puerta de la casa, pero cuando estuvo a punto de tocar la puerta, la inseguridad lo invadió. Blair no iba a saltar a sus brazos. Tenía miedo de lo que podría encontrarse al otro lado de la puerta. Ella no querría verlo. Lo odiaba. Y por la mente se le pasó el pensamiento de respetar su decisión. Blair estaba muy lastimada por todo lo que había pasado, y temía que si la veía, solo la lastimaría más.
Fue entonces cuando toda la seguridad que traía con él pareció esfumarse de repente.
Se dio media vuelta, resignado. No quería lastimar a Blair. No quería herirla más.
Se acercó a su chofer, y antes de subirse al auto, dijo con voz ronca:
—Vamos a casa, Richard.
El chofer miró a su jefe con tristeza, pero suspiró y asintió. Le gustaría hacer algo, pero después de todo sólo era un simple chofer. Así que obedeció a Alex y dirigió el vehículo de vuelta a Los Ángeles sin decir palabra.
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Dedicado a Taurus_Black. Un pequeño regalito adelantado por tu cumpleaños la proxima semana ;)
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Corazón de acero
Romance«Porque se necesita de un verdadero corazón de acero para sanar un corazón roto». Segundo libro de la saga «Corazón y alma». Tras abandonar Los Ángeles, Blair intenta ponerse en pie una vez más, pero su depresión parece superarla. Acosada por la pre...