Todo el que veía a HyunWoo, pensaba que era un hombre rudo, frío y sin corazón que te patearía si tan solo te atrevieras a meterte en su camino. Y era verdad.
Pero nadie sabía que la única persona que lograba sacar el lado más dulce del hombre, era...
Unos cuantos golpes al saco de boxeo lograba hacerle temblar las piernas a los compañeros con los que HyunWoo entrenaba. Los brazos, las manos y la mirada de frialdad que el Alfa poseía, le daba un aspecto aun más peligroso del que ya demostraba cada vez que ganaba en una pelea.
Su entrenador estaba orgulloso, lo miraba como si fuera el mejor trofeo que hubiera conseguido, o quizás una bolsa enorme llena de dinero. A HyunWoo no le importaba en realidad si no lo veía más que un medio para conseguir aquel Audi del que había estado hablando las últimas semanas. Mientras le permitiera seguir entrenando en el gimnasio y le consiguiera peleas contra grandes boxeadores, no le rompería la cara.
Porque si era sincero, ya estaba bastante harto de que constantemente le estuviera diciendo qué mierda hacer para conseguir más musculatura, o que estaba demasiado compasivo con sus contrincantes. A HyunWoo nunca le había gustado que le dijeran qué hacer, menos si era un viejo Beta ambicioso que apenas tenía unos cuantos valores dentro de su estúpida cabeza. Él como Alfa solamente lo soportaba porque lograba organizar buenas peleas.
—Muy bien, HyunWoo, te veo mucho más activo que el día de ayer. ¿Acaso probaste lo que te recomendé? —le dijo HyungJae, tendiéndole una botella de agua al Alfa.
El boxeador le dirigió una mirada despectiva mientras bebía un gran trago de la botella, y se secaba el sudor de la frente con su muñequera.
—Estás idiota si crees que usaré esteroides. Eso es para perdedores —gruñó HyunWoo.
Escuchó la molesta risa del Beta detrás de él antes de que volviera a practicar con el saco.
—Sí que estás confiado eh.
—¿Por qué no lo estaría? —respondió junto a un puñetazo que resonó por todo el lugar—. He ganado todas las peleas contra todos los ineptos que me has puesto de rivales.
—¿Te estás quejando?
Sonrió ladeado el Alfa, dirigiéndole una breve mirada al Beta.
—¿Así parece?
HyungJae observó a su alrededor con una sonrisa algo nerviosa, cruzando sus brazos para sentirse más seguro frente a HyunWoo. Hasta a él el Alfa le parecía intimidante. Sabía de sobra que si llegaba a decir algo que no debía podría perder unos cuantos dientes, y aun así a veces tentaba a la suerte con comentarios ácidos sobre temas que no debían ser tocados. Debía agradecer a Dios que todavía siguiera vivo después de haber pasado un año entrenando a HyunWoo.
—Si te sientes tan seguro, ¿por qué no peleas con DaeSung?
El Alfa dejó de golpear el saco en cuanto acabó la frase. El tono de HyungJae desbordaba desafío y él estaba más que seguro de aceptarlo. Primero, porque era un Alfa que demostraba su poder. Segundo, porque era orgulloso y terco y le gustaba demostrar que era el mejor. Y tercero, porque DaeSung le había estado tocando los cojones desde que había entrado al gimnasio, y si no le había roto la cara todavía era porque sabía que el chico tenía las mismas chances y deseos de ganar que él.
