Día uno.

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Grace Downey​ es una cafetería tranquila en Londres, no es conocida como Starbucks pero es cómoda y sirven un buen café.

Un joven rizado se hallaba bebiendo té mientras leía un libro con la música de fondo "When a man loves a woman." Acostumbraban poner​música tranquila para la comodidad de los clientes que leen o están haciendo algo importante.

Lo que no se percató el rizado era la mirada zafiro de un castaño a lo lejos.

-Hola.- sonrió el castaño. Tomando asiento frente a él.

-¿Nos conocemos?- preguntó el rizado. Levantando la vista de su libro.

-No pero me encantaría.- sonrió.

-De acuerdo.- el rizado entrecerro sus orbes con confusión.- Mi nombre es-

-No me lo digas.- interrumpió.

-¿Por qué?-

-Porque quiero llamarte diferente que el resto, quiero ponerte un nombre que sólo yo use y tú harás lo mismo conmigo.- el ojiverde frunció el ceño y una sonrisa salió de sus labios.- piensas que estoy loco.-

-¿Lo estás?-  ladeó la cabeza

-Tal vez.- rió el castaño.

-Entonces cómo te llamaré.-

-No lo sé, para eso debemos conocernos.-

-Perdona, no logro entender.-

-No se trata de que lo entiendas ahora, con el tiempo lo entenderás. Es como ir al parque y ver un niño acercarse a otro y decirle "¿Jugamos?" Te das cuenta que sin conocerlo ya se han hablado.-

-¿Jugaremos?-

-Claro, éste juego consta en conocernos.-

-¿Reglas?-

-No me gusta lo cliché, si preguntamos algo debemos contestarlo.-

-¿Y si no me apetece responder?-

-Entonces mienteme.- sonrió.- La mentira lleva a la verdad.-

-Esta bien, qué más.-

-Nada de meter a terceros, me refiero que no investiguemos nada del otro, todo será hablado aquí.-

-¿Seria todo?- el castaño asintió.- Bueno te dejo mi-

-No, lo haremos a la antigua.- interrumpió el ojiazul cuando el rizado iba a sacar su celular.- un lugar, una hora y todo será escrito aquí.- sonrió.

-¿Y si tengo que hablar contigo?-

-Tendrás que esperar.- el castaño.- Trató.- dió la mano al ojiverde.

-Trato.- Aceptó.

-Nos vemos en una semana a la misma hora.-

Y es así como su primer día surgió, como la primera vez que habló con aquel chico de zafiros preciosos.

Él había hecho lo que muchas personas no hacen, acercarse a un extraño sólo para conocerlo.

Es la primera vez que hago algo cursi. Me siento enferma.

Día a día.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora