Capitulo 1

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  —  Seria útil, realmente útil si te apuraras.

La mocosa solamente me enseño la lengua, y yo agradecí que fuera ese gesto y no el dedo del medio.

  —  Solo me tomara un minuto.  — Señalo a algún lado donde yo realmente no estaba prestando atención.  — Mamá dijo que Sammy podía ir a casa, así que quiero ir a darle la dirección. Esta por ahí con su hermano.

¿Una amiga? Maldiciendo internamente, mire mi reloj y luego a los ojos suplicantes de mi hermana pequeña.  — Esta bien, no hay problema, vayamos por tu amiga.

Cuando aun estábamos a una distancia lejana, Mila se soltó de mi mano y echo a correr.

No la detuve porque no me preocupaba, no pasaban autos por esta zona y no tuvo que cruzar ninguna calle, aun así, decidí que iba a reprenderla cuando llegáramos a casa, o sino iba a decirle a nuestra madre que lo hiciera.

   — ¡Castiel, Castiel! — Cuando llegue a donde ella estaba, la vi aferrada a un pequeño niño rubio, no una niña  de aspecto casi angelical, con enormes ojos marrones, así que casi pasaba por una niña.  — Castiel, el es Sammy, y el es su hermano, Nathaniel. 

Alce la mirada para saludar al chico, y casi me ahogo con mi lengua, aunque conseguí disimularlo muy bien.

A mis ya 24 años, había salido con muchas chicas, y también chicos, un poco mas de estos últimos, y algunos de ellos los habría catalogado como guapos, bonitos, agradables a la vista.

Pero yo nunca había visto a alguien a quien tendría que describir con el calificativo de hermoso.

¿Y lo mas gracioso? No había nada muy llamativo sobre su apariencia, vestía bien, unos jeans y una camisa que simulaba tener estampada una corbata sobre ella (no realmente mi estilo)

Pero su cabello, joder.

Y esos ojos.

Mientras que su hermano pequeño tenia unos ojos marrones, los suyos eran realmente del color de la miel, como la miel fresca que pones sobre tus panqueques cuando esta realmente caliente.

Ese tipo de dorado.

Y su cabello caía adorablemente sobre su rostro, pero demasiado arreglado para mi gusto.

Tuve que luchar con el repentino deseo de alzar mis manos y despeinarlo porque creía que se vería realmente sexy, y entonces caí en cuenta de que parecía que lo estuviese mirando desde hace una eternidad, aunque solo hayan pasado un par de segundos.

Genial, probablemente el tipo me tildaría de acosador.

Su mano se estiro para estrechar la mía, y deliberadamente pase mi pulgar por el dorso en una ligera caricia.

Sus ojos se llenaron de sorpresa y apartó rápidamente su mano, aclarando su garganta.  — Entonces, Sammy me dijo que va a ir a la casa de Mila, yo... yo no sabia que tuviera un hermano.

   Mire a mi pequeña hermana con una ceja alzada, pero ella estaba entusiasmada en lo que parecía su mejor amigo, supongo.

  —  Si, pero yo no vivo con ellos. Estoy aquí como un favor para mi madre.

  —  ¿Te llamas Castiel, cierto?  — Metió la mano en su bolsillo hasta que encontró su móvil, y me miro expectante.  — ¿Podrías darme la dirección y un teléfono de contacto? Se que se quedara todo el fin de semana, y ya conozco a tus padres, pero por si algo pasa...

¿Mi mamá conocía a este adorable chico y no me había dicho nada? Sonreí inconscientemente, porque ella seguro tenia miedo de que lo destrozara.

  — ¿Me estas pidiendo mi numero?

  — Si, es decir, ¡No!

   — Decídete, Nathaniel.  — Deje que su nombre se deslizara por mi lengua, lentamente.   — Me gusta saber cuando están flirteando conmigo.

No podía creer lo que estaba viendo, ¡El chico se sonrojó hasta las orejas! Y su piel realmente blanca no le ayudaba mucho. Aun así, no aparto su mirada de mi rostro, y mostró determinación cuando me habló. — Yo no te he pedido el numero, no te creas tanto. 

  —   Es mucho viniendo de alguien que esta tan rojo como un borsch*.

El resoplo y yo decidí que tenia que dejar de torturarlo, así que anote mi dirección, y mi móvil en su teléfono, confiando en que si eso que yo había visto en sus ojos era curiosidad, me enviaría al menos un mensaje.

 — Mi mama les envía esto. — Dijo, después de tenderme un pequeño empaque con papel laminado encima. — Es solo un postre. Oh, y le deje dinero a Sammy por si quieren comprar helado, o pizza, o algo...

No pude contenerme, me eche a reír, y palmee su cabeza rubia para que se tranquilizara. — Todo va a estar bien, Nathaniel, no te preocupes. 

Oí como contuvo la respiración, y me contuve de volver a sonreír.

Así que no te soy totalmente indiferente...

Antes de que dijera algo mas, señale detrás de mi. — He venido en auto, así que tampoco hace falta dinero para un taxi.

Le salude con la mano y lleve a ambos niños al coche. Una vez que me asegure que tenían bien puesto el cinturón de seguridad, saque mi móvil y marque rápidamente el numero que me sabia de memoria.

 — ¿Mama? Si, soy Castiel. ¿Sabes que? Voy a venir mas seguido por Mila a la escuela.

No puedo confesarmeWhere stories live. Discover now