Sweet Louis.

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Era una preciosa tarde de primavera en la ciudad de Los Ángeles. Estaba soleado pero algo fresco, lo cual era raro y el día parecía más alegre que cualquier otro. Harry se encontraba sentado en el jardín de su hogar, bebiendo té, con un cuaderno en sus manos y su guitarra pensando en componer una canción. Ninguna idea pasaba por su cabeza, se encontraba completamente en blanco hasta que vio como en silencio alguien se sentó a su lado.

Louis: (Con una taza de té en sus manos, llevaba un sweater unas tallas más grandes que la suya que cubría sus nudillos) Es hermoso ¿No lo crees? cuando el clima está tan fresco pero aún así el sol está dispuesto a posarse y brindarnos calidez. (Sus ojos azules se posaron en los verdes de Harry, sonrió tiernamente y con paz en su mirada). ¿Verdad?

Harry: (Definitivamente no hablando de el clima) Es lo más hermoso que puede existir...

Y Harry se dio cuenta de aquella dulce criatura que tenía a su lado, y de repente sí supo sobre qué escribir.

Observó los ojos azules de Louis, aquél hizo lo mismo y así permanecieron por unos minutos. Sólo mirándose a los ojos... se colocaron frente a frente y comenzaron a sonreír. Louis dejó su taza de té en la mesa de jardín y Harry hizo lo mismo con su guitarra y cuaderno.
El ojiazul levantó su mano derecha y comenzó a trazar líneas sobre el rostro de el menor, comenzando por sus ojos hasta sus labios. Con los nudillos acariciaba sus mejillas simplemente admirando a su novio. No dejaban de mirarse a los ojos y en aquél cómodo silencio se estaban diciendo cuánto se amaban.
Louis posicionó sus dedos sobre los hoyuelos de Harry y éste rió levemente. Levantó su brazo izquierdo y comenzó a hacer lo mismo con Louis, colocó su mano sobre el rostro de el mayor y con su dedo pulgar acariciaba sus mejillas y labios, luego pasó sus dedos sobre el contorno de los ojos de Louis, éste comenzó a sonreír formando arruguitas en las esquinas de sus orbes. Y eso era exactamente lo que Harry quería.

El silencio seguía presente. No necesitaban palabras para expresar cuánto se amaban. Con tan sólo una mirada y caricias podían decirlo, aprendieron a hacerlo de esta manera luego de tantos años teniendo que esconder su amor.

Harry seguía acariciando a Louis con su mano izquierda y con la derecha se encontraba entrelazando su mano con la de el ojiazul. El mayor cerró los ojos luego de un rato por la sensación que le causaba Harry.

Se volvieron a mirar a los ojos sonriendo y optaron por abrazarse. Louis se sentó en las piernas de Harry y allí se quedó dormido.

El ojiverde tomó su cuaderno y observando los ojos cerrados de Louis y sus preciosas pestañas largas comenzó a escribir.
Recordó el primer momento en que lo vio, como su vida dio un giro de 180° y su corazón palpitó tan rápido que creyó que moriría en ese instante. Recordó todas y cada una de las veces en las que besó a Louis y cómo lo hacía sentir en otro planeta. Se dio cuenta de que cada abrazo del ojiazul lo hacía sentir como en casa. Que en los brazos de Louis estaba su verdadero hogar, y no importaba a donde fuera, Louis siempre le hacía sentir en paz.

Se dio cuenta de que no tenía idea de lo que estaba haciendo, no sabía a donde iba ni cómo resultarían las cosas al final. Sólo sabía a donde pertenecía.

A Louis.

Siguió observando a su dulce novio, y recordó aquellas discusiones sobre las cosas que iban mal. Siempre era duro discutir con Louis, eran demasiado tercos y siempre acabarían llorando. Pero también recordó como de las lágrimas pasaban a sonrisas un poco tristes pero con esperanza de que las cosas salieran bien.
Quizás a veces no hablaban lo suficiente, porque los obligaban a estar separados. Pero siempre encontraban la manera de que sus corazones permanecieran unidos.

s w e e t   l o u i s    》l.s《Donde viven las historias. Descúbrelo ahora