XI

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Chat Noir había aparecido solo unos segundos antes y ya se acercaba sigilosamente por la parte de atrás del ogro así que volé y lo alcancé.

- Pensé que ya no volverías - sonreí mientras aterrizaba a su lado - Por lo visto no eres fácil de asustar.

- Claro que no lo soy, es más, planeo usar este regalo cada vez que sea necesario, así eso signifique ser tu compañera - me dio una larga mirada, como tratando de analizar mi expresión y sus ojos de gato me recordaron a los ojos esmeralda de Adrien... ¡ADRIEN! ¡lo había olvidado! había quedado al otro lado de la brecha cuando me escondí para transformarme.

- ¿Hablas en serio? - asentí, mientras trataba de encontrarlo entre la muchedumbre que corría por todas partes.

- Bastante ¿No te agrada la idea? - el tragó saliva y se dio vuelta para poder ver la espalda verde de nuestro enemigo.

- Acabemos con esto, luego tendremos tiempo para hablar de esas cosas - sonreí y, aunque este no fuera el mejor momento, me reí un poco.

- ¿Necesitas que te lleve? Una vista aérea será más clara - él pareció analizar la situación y luego miró a su alrededor.

- ¿Eres capaz de llevarme hasta ese tejado? Quiero ver que tan grande es realmente este monstruo - asentí y me elevé un poco.

- Levanta tus brazos - así lo hizo y yo me agaché para levantarlo por las axilas, me costó un poco de esfuerzo pero parte de mis nuevos poderes es que tenía un poco más de fuerza de lo normal, de modo que llegamos sanos y salvos al tejado, en donde dejé a Adrien antes de pararme junto a él.

Mientras Chat Noir meditaba un poco sobre sus pensamientos me permití apreciar a la bestia con detenimiento, medía aproximadamente unos cuatro o cinco metros, su piel era azul noche, casi negra, los cuernos alrededor de su frente y barbilla eran demasiado grandes y afilados en las puntas, su ropa era como la de un guerrero medieval; lo que lo protegía bastante bien, sus manos tenían unas garras con un tamaño considerable y un color que me desagradó bastante y su espada, era un arma colosal, de doble filo, con una empuñadura a la medida del ogro y hecha de lo que parecía oro.

- ¿Dónde crees que puede estar el akuma? - me preguntó el chico a mi lado y, como si no hubiera duda alguna lo pude percibir.

- ¿Ves el zafiro en la empuñadura de su espada? - el gato asintió - está allí - sus ojos se clavaron sobre los míos por un momento.

- ¿Estás segura? - asentí

- Sin ninguna duda.

- Ahora entiendo... eres un águila... ¿Cómo hiciste para saberlo? - no tenía ni la menor idea, era como si un instinto me dijera que estaba allí.

- Nada, solo lo percibo - me dedicó una media sonrisa, que me mostró sus dientes perfectamente blancos.

- Las águilas sobresalen por su vista... tu poder debe estar relacionado a ver donde están escondidos los akumas - después de escucharlo de esa manera entendí que era esa sensación que me decía que el akuma estaba en aquella piedra: Mis ojos de águila lo estaban viendo.

- Eso es... - no tuve el tiempo de buscar la palabra que quería usar, porque nuestro enemigo se giró y se agachó un poco para poder encararnos - aterrador - mascullé mientras me alejaba del borde, al igual que Chat.

- ¿Te parece pajarito? - la voz de aquel fenómeno era profunda y fuerte - Eran justo a quienes buscaba - cuando estiró su mano para agarrarnos como si fuéramos simples juguetes Chat lo golpeó con su bastón y desvió su atención.

Comenzó a moverse de un lado a otro y saltando entre tejados, mientras golpeaba al ogro y trataba de hacer que se alejara de mí ¿Para qué? Entonces lo entendí, mi parte en su plan era quitarle la espada mientras se distraía tratando de cazar al gato negro.

tomé impulso y me tiré del tejado, la gente se detuvo a mis pies, esperando que me estrellara contra el suelo, pero no fue así, faltando unos cuantos metros abrí mis alas y volé entre la multitud hasta alcanzar al ogro, volé por lo bajo, viendo como batía la espada por sobre su cabeza, tratando de atinarle con ella a mi compañero, levanté mi vuelo y me acerqué a él, tratando de que no me notara mientras trataba de acercarme a su espada, pero para mi mala suerte una de las plumas de mi cola rozó su oreja puntiaguda y él se volteó, dirigiendo toda su furia hacía mí.

- ¡No puede ser! - dije agachándome justo a tiempo para poder evitar el golpe de la espada, comencé a revolotear a su alrededor, evadiendo sus ataques y tratando de ubicar a Chat Noir, entonces recordé que tenía un par de dagas en el muslo, alargué la mano y tomé la más larga. No tenía filo. igualmente resultó ser de utilidad para poder desviar los golpes y tratar de salvar mi pellejo, parecía mágica e indestructible.

Alargué mi cuello y Chat Noir me hizo señas mientras yo me concentraba en hacer que su espada dejara de moverse, me paré sobre un tejado y acomodé mis alas en mi espalda, la bestia se detuvo de súbito y se quedó mirándome.

- ¿Qué? ¿Ahora ya no quieres hacerme añicos con tu espada? - eso bastó para que la descargara con toda su fuerza, me tiré cuidando no caer sobre las alas, giré y levanté la daga que tenía entre mis manos, esta parecía un palillo en comparación con el arma del ogro, aunque había resistido los golpes anteriores no sabría que hacer si esta no lo evitaba esta vez. 

Lo hizo, no sentí nada, solo las piedras clavándose en mis alas, cola y piernas, pero funcionó, Chat Noir tuvo el tiempo suficiente de saltar y arrancar la joya con sus manos. Agarró la piedra antes de que cayera en las manos de los transeúntes y la lanzó contra el edificio, luego de que el akuma saliera volando, lo atrapó en su botella y lo liberó cuando estuvo blanco y puro. 

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Lamento no haber subido nada desde que retomé la historia, pero tuve unos problemas con mi computador y no pude escribir nada, espero que les guste el capitulo y nos encontraremos el jueves con un nuevo capitulo. 

Eagle (Ladybug fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora