La última llamada

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Cuando el mundo entero es incierto, la vida se va de tus manos y ya no queda nada... 

¿Qué harías si pudieras grabar un último mensaje?

Todo sucedió demasiado rápido para ser cierto. La llamada a la oficina, ese correr desesperado sin saber a dónde ir, sólo con la mente en llegar pronto al hospital. Si Kyunsoo no hubiese ido con él no sabría como hubiera llegado al bendito lugar, porque no tenía consciencia de las calles, de los autos, o del tráfico en general. Fue que casi lo teletransportaran de un lugar a otro mientras su mente gritaba el nombre de Chanyeol una y otra vez.

Nunca un pasillo de hospital le había parecido tan eterno. Llegar a la recepción, preguntar por Park Chanyeol, volver a correr por pasillos y escaleras, apenas escuchando la voz de su amigo tras de él. El blanco y las esquinas multiplicándose una y otra vez, hasta finalmente encontrar la unidad de cuidados intensivos. El doctor los interroga y los lleva por pasillos iluminado por luces frías, para que apenas en unos segundos sus ojos localizan en el gran vitral a su Chanyeol entubado, cubierto de vendas, heridas, y cortes, desparramado en la cama del hospital, hinchado y de un color tan pálido que parecía que no corría sangre dentro de él.

Tocó el vidrio, las lágrimas se deslizaban calientes y silenciosas. Ése no era su gigante cubierto de máquinas, su gigante que siempre sonreía y lo miraba con sus ojos almendrados y chispeantes. 

- No es él, ¿verdad?... Dile que despierte Kyungsoo... Quiero que salga de ahí... - los sollozos le ahogaron la garganta y las lágrimas le abrumaron la vista, apenas permitiéndole distinguir el cuerpo tendido sobre aquella lejana cama de hospital.

Kyungsoo frotó su espalda, con ojos llorosos. Tampoco creía lo que veía. No dejó de hacer sentir su mano cálida en el hombro de su amigo una y otra vez al mismo tiempo que el médico les salió al encuentro nuevamente y les informó el estado del paciente: Hemorragia interna apenas contenida, falla sistémica y un coma inducido que les permitía mantener al paciente con vida, en espera de operarlo. 

Porque el accidente era grave y Chanyeol se moría.

*******

Habían pasado varios días y nunca se separó de él, ni un segundo. Jongin y Kyungsoo le proveían de ropa, café y el poco alimento que apenas pudo pasar en esas horas del terror. Y cuidaban de él cuando cerraba los ojos y peleaba con el sueño, porque sentía miedo de perder el momento en que Chanyeol despertara y se riera diciéndole que "le dolía todo". Porque así era él, risueño, alegre, fuerte en los momentos difíciles; dándole ánimos y besos cuando sentía que todo se derrumbaba. Hoy más que nunca necesitaba esos besos y lloraba pensando que la persona que lo calmaba era hoy la que apenas había resistido una operación, que no salía del coma, aún estando entubado en la UCI.

Contemplaba ese cuadro ahora, los rizos de Chanyeol desparramados en la almohada, su piel amoratada por las mariposas con la intravenosa, su rostro cansado, sus grandes ojos sin abrir. Pasaba la yema de los dedos por el grueso vidrio ante la imagen de los cabellos de su novio, sintiendo todo tan irreal, tan fuera de su imaginación. Su cuerpo pesado le hacía sentir que estaba en una pesadilla, sus ojos luchaban por mantenerse abiertos, pero la sola idea de dormir y perder de vista a Chanyeol era suficiente para seguir de pie.

- Baekkie... - la voz de Soo irrumpió en el pasillo, haciéndole levantar la mirada. En silencio, lo sacó del pasillo hacia la sala de espera, donde lo esperaban Jongdae y Minseok. Sus amigos habían sido un bálsamo en esos días de dolor. Completamente mudo, Chen lo abrazó y Minseok frotó su espalda, confortándolo. 

- ¿Ninguna noticia aún? - Chen le acarició el cabello. Él negó, frotándose los ojos para no llorar. Sabía que podía confiar en sus amigos para desahogarse, pero sentía que si seguía llorando estaba despidiendo de manera inconsciente a Chanyeol, y no quería hacerlo. No quería rendirse. Su novio daba la pelea duramente y él debía darla a su lado. 

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