Él: Bucky necesita liberarse, recuperar sus recuerdos y hacer pagar a los responsables.
Ella: Nació para ser una guerrera, pero aún no lo sabe porque su momento todavía no ha llegado.
Esta novela está basada en el UCM.
...
Miraste tu reloj, eran las 7pm y por fin habían llegado a tu departamento. Le indicaste a Bucky que se vayan por el callejón. Le señalaste la escalera de incendios, pero estaba en mal estado y no alcanzabas, Bucky extendió sus manos e hizo un ademán para que te apoyaras. Pusiste uno de tus pies y él te impulsó. Tomaste la baranda y lograste subir. Miraste a Bucky, dio un simple salto y en unos segundos estaba tu lado. Subiste las escaleras, Bucky estaba detrás de ti.
Después de unos segundos llegaste a la ventana de tu departamento y agradeciste que esta estuviera abierta. Entraste y Bucky te siguió. Algunos ambientes estaban ligeramente iluminados por la luz de la luna, pero otros no se lograba ver nada. No podías encender las luces, así que caminaste unos pasos y fuiste a la cocina, recordabas que tenías algunas linternas, porque en más de una ocasión la luz se iba en el edificio. Encontraste dos linternas en uno de los cajones, las tomaste y saliste hacia el pasadizo donde estaba Bucky. Le entregaste una linterna y su casaca.
– Camina unos pasos y encontrarás la sala. Me cambiaré y tomaré la llave, no demoraré.
Bucky asintió y vio como entraste a una habitación. Caminó unos pasos y encontró la sala. Había dos sofás, un pequeño televisor, y una mesa con 4 sillas. El lugar, a pesar de ser pequeño, estaba muy organizado. Alumbró un pequeño mueble donde había varias fotografías encima, las observó alumbrando. Habías fotografías del exterior de la biblioteca y tú en la entrada sonriendo. En otra, estabas con dos mujeres, abrazadas. Observó otros cuadros y notó algunas fotografías sueltas a un lado, había fotos de esas mujeres que te acompañaban en la fotografía anterior. Alumbrando, Bucky cogió una, eras tú quien estabas sentada en el pasto y sonreías mirando a la cámara. Bucky sostuvo la fotografía y la observó detalladamente. De pronto, escuchó el sonido de una sirena de policía y unos pasos afuera del departamento.
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Cuando te alejaste de Bucky y entraste a tu habitación buscaste en tus cajones algo de ropa alumbrando con la linterna. Seleccionaste un polo delgado con tirantes y un polo con mangas largas. Luego fuiste a tu armario y cogiste un abrigo negro. No tuviste tiempo de cambiarte de botas ni jeans porque perderías más tiempo y supusiste que Bucky estaría impaciente.
Dejaste la linterna encima de un mueble y te sacaste la ropa, te pusiste lo que habías escogido y antes de coger el abrigo fuiste al mueble que estaba cerca de tu cama, lo abriste y encontraste las llaves para entrar a la biblioteca. Escuchaste el sonido de una sirena de policía, los nervios te invadieron, así que guardaste la llave en tu bolsillo e ibas a coger la linterna, pero al tomarla y girarte para coger tu abrigo, se te cayó al suelo.
Te agachaste para recogerla. La encendiste porque se había apagado al caer, pero no funcionaba. Suspiraste, la habías roto. La dejaste sobre la cama, te pusiste tu abrigo y caminaste casi a ciegas tocando las paredes hasta llegar a la sala donde estaba Bucky. Al estar en la sala no lo viste, y con la poca luz que entraba por la ventana no lograbas ubicarlo.
– Bucky... – susurraste.
Diste unos pasos e ibas a llamarlo de nuevo, pero sentiste que alguien te tomó del brazo y te apoyó contra la pared. No pudiste gritar porque alguien te cubrió la boca.
– No hagas ruido.
Reconociste la voz de Bucky, él te soltó. Apenas veías su rostro pero lo notaste tenso.
– ¿Qué sucede?
– Escuché una sirena y luego unos pasos afuera del departamento.
– Crees que nos hayan visto.
– No lo sé, pero debemos irnos. ¿Tienes la llave?
– Sí, vámonos.
Bucky se alejó de ti y caminó hacia la ventana por donde había entrado, lo seguiste pero alguien tocó la puerta. Te detuviste, Bucky hizo lo mismo y giró. Su mirada se encontró con la tuya y sabían que estaban en problemas. Tocaron ligeramente otra vez, giraste mirando la puerta de tu departamento.
– _______, soy yo. Ábreme la puerta – escuchaste la voz de una mujer. La reconociste de inmediato y sonreíste. Era obvio que abrirías la puerta.
