Los días pasaban y con ellos la relación entre Samuel y Guillermo mejoraba.
Casi parecían amigos ahora, solo que, de vez en cuando tenían encuentros donde sus cuerpos sudorosos se unían y terminaban sin aliento.
Por fin, Guillermo dejó de sentir miedo por el castaño, y consiguió saber un poco más de él.
Su compañero de fatigas cada vez se abría más a él, dejando a sus traumas del pasado atravesar su garganta hasta llegar a oídos del joven.
Y lo mismo sucedía con Díaz. Ambos se contaban sus historias más dolorosas y de vez en cuando otras tantas alegres.
Todo iba bien para ambos, aunque no se podría decir lo mismo de Percy y Roberto quienes desde aquel día sólo habían intercambiado insultos o amenazas el uno con el otro.
Alex había encontrado a alguien más de quién hacerse amigo. Su nombre era Francisco, aunque todos allí lo llamaban Frank.
En aquellos días, Percy se había hecho con el control de varias zonas del comedor, de las duchas, incluso con el respeto y temor de algunos presos, los cuales hacían cosas por él.
Lo que aún no había conseguido era hacerse amigo de algunos cuantos policías. Aunque no le importaba demasiado. Del único policía de quién quería sacar provecho, era de Bob. Y pensaba que era algo que no estaba muy lejos de conseguir, solo que quizás fuera algo complicado, teniendo en cuenta de que el mayor volvería para vengarse de lo sucedido aquella vez.
Guillermo sonreía desde donde se encontraba, sentado en el suelo, agarrado de uno de los barrotes de la puerta de su, ahora, celda compartida, mientras miraba a Samuel.
Acababa de contarle algo divertido y su sonrisa se hizo visible en un instante.
Últimamente sonría más de lo normal.
No es que estuviera mal, pero a veces se sentía un poco enganchado a esa clase de situaciones. No por las divertidas palabras de su compañero, sino por algo más fuerte e intenso. Algo que comenzaba a sentir por el castaño. Algo que le iluminaba la cara con solo mirarlo.
¿Por qué mierdas se sentía así?
Realmente no le importaba.
No es que fuese a comerse la cabeza con tonterías, cuando lo único que se permitía en aquel lugar era disfrutar de todo lo que pudiese sin pedir explicaciones de nada.
Unos pasos se escucharon a lo largo del pasillo.
Díaz se giró para mirar, al mismo tiempo que Samuel se acercaba.
—Tienes visita, Percy —habló Samuel, al ver la figura de Roberto avanzar hacia ellos—. Y no parece que vaya a ser agradable.
El chico de ojos azules se levantó con tranquilidad de la cama, aún con los ojos pegados de haberse acabado de despertar.
—¿Hmm? —Abrió los ojos, esperando ver el cuerpo del hombre que lo había torturado más de una vez, y que, posiblemente, estuviese a punto de volverlo a hacer— ¿Qué quieres? —dijo.
—Vengo a ayudarte a despertar. —No pestañeó en ningún momento, hasta que el contrario se puso en pie.
—Ya estoy despierto —Sus pies avanzaron hasta él, encarándolo. Mirándolo sin sentir nada de miedo—. No necesito que me ayudes a nada.
—Yo creo que sigues dormido —Su rostro seguía siendo frío e inexpresivo—. Aquí está la prueba.
Y en ese momento, metió un brazo entre las rejas, atrapando el cuerpo delgado del británico, atrayéndolo hacia él con fuerza, golpeándole la cabeza con los barrotes.
Percy solo sonrió divertido.
Sabía que tarde o temprano tendría que descargar su ira contra él, y ese fue el momento.
—Ya ni siquiera te atreves a entrar. —articularon sus atrevidos labios. Y volvió a sonreír con maldad.
—Claro que me atrevo —le susurró al oído—. De hecho he venido para eso. Y como comprenderás no puedo llevarlo a cabo desde aquí...
Los vellos se le erizaron al de ojos azules con tan solo oír aquello.
¿Es que podía seguir teniendo ganas después de lo que pasó?
—Estoy recuperado —Volvió a hablar—. Y con refuerzos. —Eso último lo dijo al mismo tiempo acariciaba su porra, la cual sobresalía ligeramente de su envoltura.
—¿Q-qué quieres decir con eso? —preguntó sin dejar de mirar el objeto alargado de color negro.
—No eres tonto —respondió—. Adivínalo.
Hizo fuerza con sus brazos, empujando el cuerpo pálido del preso, dejándolo caer al suelo, mientras que él abría la puerta de la celda.
Se encerró con él, y fue hacia dónde el cuerpo del contrario se hallaba tirado.
Percy lo miró desde abajo, hasta que fue levantado por Bob.
—¿Dónde está tu mechero ahora? —preguntó, volviendo a provocar una sonrisa en los labios ajenos— Sonríe —dijo—, porque es lo único que puedes hacer.
Comenzó a desnudarlo, salvajemente, empezando por la prenda superior, hasta tenerlo desnudo por completo.
—¿Qué prefieres que entre primero?
Aquellas palabras llegaron con interminable eco a los oídos del inglés.
¿Realmente iba a meterle ambas cosas?
(...)
—¿Estás bien, tío? —La voz de Samuel se hizo presente en cuanto la enfermera de aquel sitio salió de la celda del recién violado.
—No —dio por respuesta—. Ese hijo de puta me ha hecho sangrar por el culo. No veas cómo está todo esto. —dijo removiendo las sabanas de la cama.
—Al menos te ha mandado algo de ayuda... ¿Crees que es...?
—No, no creo que sea por eso —lo interrumpió—. Creo que lo ha hecho para poder seguir haciéndomelo.
—Sí... Tal vez tengas razón —Ambos se quedaron en silencio por un momento, hasta que el de ojos castaños volvió a hablar—. ¿Quieres que te ayude? Podríamos planear algo.
—No, no te preocupes. Ya se me ocurrirá qué hacer.
—Está bien.
—Gracias, Samu.
(...)
—Déjame un hueco. —Guillermo miró a su compañero y se echó a un lado para que pudiera tumbarse a su lado.
Samuel lo observaba atentamente, al mismo tiempo que el otro a él.
Ambos sonrieron.
Uno de los musculosos brazos de De Luque atrapó la cara del más pequeño, atrayéndolo hacia él, depositando un beso húmedo en los rosados labios.
Aunque todo seguía siendo muy apasionado entre ambos, algo había cambiado.
Algo que los volvía más románticos y provocaba que todo fuese más intenso. Más fuerte.
Algo que los estaba uniendo, y haciendo imprescindible la presencia del otro.
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¡Ya estoy aquí después de un siglo y medio!~
Siempre intento subir más seguido, pero nunca lo consigo. D:
Espero al menos que hayáis disfrutado con este episodio<3
Os traeré el siguiente en cuanto pueda.Una vez más, gracias por todo.
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Prisioneros [Wigetta]
FanfictionSamuel y Guillermo son dos prisioneros que empiezan su relación con mal pie. Uno hará lo posible para encarar al otro, quien, en vez de rendirse y dejar de molestarlo, se hará cada vez más pesado. ¿Qué pasará entre estos dos chicos? ¿Decidirán, alg...