¡Todo se volvió una maldita pesadilla!

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La noche transcurrió sin contrariedades y Sasuke se levantó antes que el sol, así cuando ella despertara con la alarma de su reloj se sentiría más cómoda. Después de todo, el azabache, no quería que ocurriera el mismo incidente de la vez anterior.

Hinata se despertó lentamente y se asustó por un momento al recordar que había cerrado sus ojos sobre el pecho del Uchiha; sin embargo, al darse cuenta que estaba sola en la cama se levantó calmada, pero su mente la traicionó con aquello que había sucedido con Toneri. Se duchó, antes de bajar serenó su rostro para que nadie la note triste, desayunó junto a los demás... Toda la mañana fue tranquila, como si ella no hubiera llegado al anochecer y Sasuke se comportó como siempre lo hacía: calmado, cariñoso (sólo con ella) y posesivo...

— Espera, Hinata. — ella se detuvo en la entrada, con la mano en la perilla, giró su cabeza y el pelinegro la sorprendió robándole un beso.

— S-S-Sasuke-kun! — sonrojó rápidamente.

— Como en el colegio no podemos estar juntos, necesito tener ese beso presente para no dejarme llevar cuando te vea con tus... tus amigos. — expresó con desprecio y rabia eso último. Ella, sonrojada por el gesto y las palabras quiso sonreír; sólo bajó la cabeza pues su mente seguía atormentada.

Los dos caminaron hasta la entrada de la cerca que delimitaba el terreno y escucharon una voz llena de fulgor.

— HINATAAAA!

— (( Maldición! )) — el Uchiha exteriorizó una fea mueca que Kiba ignoró por completo y saludó a la ojiperla con una sonrisa de oreja a oreja. Ella también saludó y Sasuke rechinó sus dientes; sonido que ninguno escuchó. Kiba tomó la muñeca de ella para caminar al colegio unos pasos delante del ojinegro.

Sasuke se sorprendió por la actitud del chico y sonrió de soslayo al pensar que tiene agallas para tratar así a un adulto. Por mucho que su ceño se frunció al verlos caminar uno al lado del otro delante de él, mantuvo su distancia por respeto a la promesa que le hizo a su amada de evitar un poco los celos. ¡Jamás creyó que fuera tan complicado!

— Q-qué tal te fue con tu mamá, Kiba-kun? — preguntó, pues quedó preocupada por la expresión del chico cuando se dirigió a casa con Itachi anoche.

— Ah... pues... — Kiba rascó su cabeza y rodó sus ojos — Estoy castigado por SEIS meses... No juegos de vídeo, no televisión, no mesadas, no salidas...

— Pero... y los perritos? ¿Po-podrás cuidar de ellos aún, Kiba-kun?

— Siii! Hana-neechan me ayudará. Ella es veterinaria y dice que los revisará y les dará vacunas y esas cosas para que los adopten!— acompaño el diálogo con una sonrisa gigantesca. Hinata se calmó al verlo tan alegre; a pesar de estar castigado no dejaba de mostrar interés en sus amadas mascotas. Kiba miró hacia atrás, un poco molesto e incómodo, sin girar completamente la cabeza — ¿Acaso no puede irse por otra parte? — preguntó murmurado entre dientes. Ella solo pudo sonreír algo avergonzada.

A penas cruzaron la entrada del colegio Kiba tomó la mano de Hinata, la sorprendió un poco, y corrió por los pasillos infestados de estudiantes; obvio y a Sasuke no le dio gracia, pero no podía hacer nada pues debía ir al salón de maestros antes de comenzar las clases.

— De qué huyen ustedes? — Ino preguntó por simple curiosidad cuando entraron al salón un Kiba y una Hinata con la respiración agitada, sus ojos estaba un poco decaídos; al notarlo cambió su expresión rápidamente

— Salvaba a la princesa del dragón! — exclamó con una sonrisa y Hinata lo secundó al tener presente sus palabras... Sasuke si parecía una fiera, pero es porque la quiere y cuida.

¡S-soy un estudiante, Sasuke-sensei!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora