CAPITULO 1

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 Siempre, cada vez; mi cuerpo queda al descubierto, a pesar de que el placer sigue aquí en cada célula; duele, duele mucho el que la persona que siempre ha estado a mi lado, que hace que me ponga de nuevo de pie me ignore. Solamente, tomando la única sabana que quedó en mi cama cubro mi cuerpo y solo así puedo borrar el Azucarado Dolor que mi hermano mayor me brinda sin culpa alguna.

Cada noche busco el insensante calor del cuerpo de ella, siempre esta disponible para mi, no pone ningun pero, no me da ninguna excusa. Cada vez que entro a su cuarto ella sabe a lo que vengo, levanta su pelo en una coleta, ella sabe que me gusta ver como desliza su blusa dejando ver sus hombros.

Se recuesta en la cama y deja que la desvista poco a poco -solo espero poder complacerte hasta el escuchar tu dulce gemido- pensaba al besar su estomago, ella cierra los ojos, no produce ningún sonido de satisfacción. Me gusta tanto el que ella no diga nada, mientras que mi voz se desgasta mencionando su nombre cada vez que el placer se incrusta en mi ser.

La dejo sola en su habitación sin pronunciar ni una sola palabra, me da vergüenza el tan solo voltear a verla, no puedo soportar la mirada perdida que ella tiene después de hacerle el amor, no se que palabras darle para que sepa que la quiero.

Ya es de mañana y siempre me levanto primero que él, me gusta tardarme en la ducha disfrutar la cálida temperatura que siempre recorre el mismo sendero que toman los dedos de mi hermano. Siento un cosquilleo en mi cuello cuando paso la esponja, es casi similar al sentir sus labios -por que no puedo dejar de pensar en ti?- susurré. Tocan la puerta y es su dulce voz, esa voz que poco a poco se agota cada noche, cada vez que el llega a su éxtasis -Himemiko-chan ya has terminado?- siempre, ese mismo tono de voz es tan diferente al de la noche anterior, como es posible que actué como si nada, como si solamente fuéramos hermanos -en un momento mas saldré- respondí tímidamente -esta bien, prepararé el desayuno- simplemente menciono esas palabras y se fue -ah porque hace esto?, no se da cuenta que así será mas difícil el no enamorarme de él- tome mi toalla y me envolví en ella para por fin salir e irme a cambiar para mi trabajo.

El tan solo imaginarla dentro de la tina me produce una ansiedad de poder hacerle el amor ahí, pero, es mi hermana -¿En que sucio juego nos hemos involucrado?- me dirigía hacia el baño y noto que ella aun sigue estando ahí. Después de una corta "platica" si así se le puede llamar; me dirijo hacia la cocina. Escucho el correr de la puerta de su habitación, mi piel se enchina al saber que cada noche, en esa misma habitación; ella es mía. Preparé un poco de comer, aparte lo necesario para que lleve a su trabajo y para que yo lleve al mio -Gracias, por la comida -junta sus manos- Ittadakimasu- el ver el movimiento de sus labios, el como roza sutilmente sus palillos me hace sentir un deseo que no creo poder satisfacer con alguna otra chica -Por que me ves de esa manera?- preguntaba completamente incomoda -No es nada, deberías de comer rápido o se te hará tarde para el trabajo- me di media vuelta con la imagen en mi mente de ella jugueteando con sus dulces labios en mi miembro, me es imposible no desearla, no querer sentir sus labios de esa manera -como fue que iniciamos con este juego de nunca acabar?- mencioné en susurro. Cuando regrese la mirada ella ya no estaba -siempre haces lo mismo-. 

-Himemiko-san podría venir a mi oficina? -menciono mi jefe-
-Que se le ofrece? -dije al entrar a su oficina-
-Me tendrás que acompañar a una cena de trabajo -me mira-



Espero que esta nueva historia sea de su agrado.

Dejen su comentario y estrellita si les agrado.

Gracias por tomarse el tiempo en leerlo.

Sugar PainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora