Capítulo 7

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Seunghyun refunfuñó tras las rejas y pateo un tornillo herrumbrado lejos de su camino.

¿Cómo podía ser que hubiera accedido a encarcelarse por su propia cuenta?

Gruñó.

Si no fuera por la fuerza con que Jiyong lo había agarrado, no se sentiría tan cohibido ante lo que podría hacerle si no hacía lo que se le pidió.

Una de sus manos fue inconscientemente hacia su cuello, rozando delicadamente con la punta de los dedos por donde todavía sentía el roce ajeno sobre su piel.

-¡Idiota!- gritó y volvió a caminar de una punta a la otra de la celda, insultando y balbuceando maldiciones hacia el capitán. -¿Quién se cree que es para hacerme esto? En un momento está arriba mío y en el otro me dice que se va a buscar a alguien más porque no me quiere "poner un dedo encima"- imitó la voz del mayor en la última parte. –Ni que fuera tan deseable. Espero que la persona que elija lo rechace así deja de creerse la gran cosa-. Se golpeó el pecho con el puño cerrado. –Soy un imbécil por pensar que me producía algo cuando me miraba- se detuvo en seco -¡Sí me produce! ¡Ganas de matarlo!- exclamó a todo pulmón mientras se agarraba con ambas manos de la reja e intentaba sacudirla sin lograr moverla ni medio centímetro. –¡Apenas pueda salir de aquí incendiaré todo y observaré desde la distancia cómo tú y tus estúpidos discípulos perecen en el infierno!

Volvió a su recorrido dentro del pequeño espacio, farfullando palabras inentendibles.

-Buen chico- bufó –¡¿Buen chico?! ¡Ni que fuera un perro!... Y yo le hago caso. Ashh. Seguro ahora está embriagándose, mientras les cuenta a su séquito y algunas prostitutas de esto y se ríen de mí-. Se detuvo frente al pequeño espejo roto que le habían dado cuando estuvo uno de los primeros tres días de prisionero encerrado allí. Se pasó una mano por el cabello, lucía horrible –No tengo forma de escapar tampoco, porque para hacer un hueco en la madera me tardaré años y no tengo siquiera una cuchara cerca- le dio un puñetazo a la pared.

Sacudió la mano, regresando, una vez más, a la interminable caminata casi en círculos por la celda.

-¡Ojalá el barco se hunda conmigo encerrado aquí y los mate el cargo de conciencia!- chilló a todo pulmón.

-No seas tan dramático- dijo una voz divertida, haciéndolo dar un respingo del susto.

Se volteó rápidamente para encontrar a Daesung a los pies de la escalera con los brazos cruzados y una sonrisa de oreja a oreja.

-¡Dae!- exclamó alegre. –Pensé que me habían dejado completamente solo y me las iba a tener que arreglar para sobrevivir las próximas horas sin comida ni agua cerca.

-Exageras- rió. –El barco está lleno de piratas, solo un número reducido bajó a tierra firme.

Seunghyun abrió los ojos de par en par. –Entonces, ¿por qué nadie me respondió cuando grité hace media hora?

-Uno, no llevas más de diez minutos allí adentro- avanzó unos pasos, agarrando un balde en su camino, para ponerlo boca abajo junto a la celda y sentarse en él, usando una viga para apoyar la espalda. –Y dos, nadie soporta tus gritos, por eso decidieron ignorarte y seguir haciendo sus cosas.

-¿¡Qué!?- no podía creer lo que acababa de oír -¡Esperen a que salga y me vengue de todos!- gritó hacia la escalera.

Unas carcajadas se escucharon a lo lejos.

-Vaya que eres escandaloso- comentó Dae, entre risas. -¿Quieres tranquilizarte y sentarte un momento así conversamos como dos personas civilizadas?

De frente al mar ~ [Nyongtory]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora