Capítulo ocho.

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Dos semanas, y no había visto a Matt, Allan seguía ignorando mi pregunta y no habían más foto de el yendo a terapia para saber si al menos estaba vivo.

Por una parte me siento culpable y no sé porque.

Lucas ya estaba mejor, ahora estaba más energético.

La puerta de mi oficina fue abierta despacio, Kelly asomó la cabeza sonriente y entró, tenía un arreglo de flores en la mano.

Eran mia flores favoritas y del color que me gustaban.

— Trajeron esto para tí. — Dijo picaramente y la dejo sobre mi mesa.

Sonreí y le agradecí haberlas traído. Seguro eran de Derek, estaba todo un romántico y emocionado por la cena que íbamos a tener mañana en la noche.

Tomé la carta cuando Kelly salió de la oficina, mordí mi labio y la abrí.

Espero a ver recordado bien cuales eran tus flores favoritas y del color que te gustaban, si acerté tienes que salir conmigo mañana, y si no lo hice, bota las flores a la basura y no vuelvas hablarme nunca.

Pero como estoy muy seguro de que acerté, aquí te dejo la dirreción y mapa para que no te pierdas ¿Te veo mañana a las tres?

Matt.

Suspiré, miré las flores y las aspiré su aroma, tenía su perfume, ahora había vuelto, luego de tenerme dos semanas preocupada si le había pasado algo, solo me envían mis flores favoritas y me invita a salir.

Idiota.

— Prepárate para ir a la playa. — Dijo Allan entrando.

—  ¿Qué? ¿Ahora? — Fruncí el seño.

— Así es, querida, la boda de tu querido ex-profesor será en la playa, y con estas razones las fotos también lo serán.

— ¿Ahora?

— ¡Lia! ¿Estas en el aire?

— Algo así. — Miré la carta que estaba encima de la mesa.

— ¡Oh por Dios! ¿Y esas grandiosas flores?

— Nada. — Dije rápidamente. Allan me miró levantando una ceja. — Bien, Matt me las envió. — Suspiró.

Allan negó con la cabeza sin ninguna expresión en su cara.

— Lia, cuídate de él, pero quiérelo mucho.

— ¿Que quieres decir con eso?

— El te lo dirá cuando quiera, solo no te dejes llevar, pero quiérelo, mucho.

— ¿Decirme que? — Pregunté frustrada.

— ¡Preparate para la playa! — Dijo y salió de la oficina.

Suspiré, ¿Que tenía que decirme Matt? ¿Que lo quiera pero que no me deje llevar? ¿Por que todo era tan misterioso?

Una hora después estábamos en la playa. Había una linda casucha decorada de blanco y celeste y mucho personal caminando de aquí para allá.

Seguí a Allan a todas partes, generalmente me sentía perdida, ni sabía que me tocaba hacer.

— ¡Edward! — Allan exclamó y trotó cerca de él.

— Buenos días Allan. — Respondió el cortamente y me miró. — Lia.

Moví un poco mi cabeza en forma de saludo.

— ¿Donde esta la chica? — Preguntó Allan animado. Edward miró a todas partes y sonrió.

— Ahí.

Mi vida con Ellos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora