EL ROCE DEL MIRARTE

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El frio era extremo. No sentía mis piernas o labios y me invadía el miedo y la incertidumbre por hallarla, los vientos no dejaban de soplar con ímpetu la nieve que allí en los aires dominaba. Tenia que hallar algún refugio y acobijarme en el fuego antes que anocheciera.

I MEMORIA

Deleitante era para mí observarte, cada rasgo de conmoción era belleza pura. Dormías sin saber que estaba allí, lo sé; era muy abusivo entrar en tu cuarto y más si tus padres no lo sabían.

Tenía 13 años y nunca cambiaba la rutina, fueron 4 años de los cuales nunca te fuiste, de los cuales estabas allí en tu cuarto abriéndome tus sueños para dibujar tu rostro en mi mente y jamás olvidarlo. Tu nombre es Dalía

Sé que tu cabello es lacio, y no lo sabes de mí, sé que el color de tu piel es canela y el color de tus ojos son teñidas cenizas y no lo sabes de mí. Me siento el ser humano más afortunado porque aunque no me conoces no dejo de observarte. Es un poco cómico y aventuresco divagar en las sensaciones que demandan al mirarte, ha! Recordar la vez que me caí de las enramadas de tu ventana porque sospechabas que alguien estaba allí contigo, me golpeé fuerte el hombro y las rodillas peladas me ardían un poco, vi cuando te asomaste, desde la esquina te miraba.

Pero poco a poco la sensación en mi corazón fue creciendo en mi pecho porque deseaba saber cual era el sonido de tu voz, era hermoso cuando suspirabas entre tu sueño, pero que había más allá de ese suspiro, cual era tu voz, era desconcertante.

A veces mi curiosidad por conocerte me llevaba a los carteles de tu cuarto, al parecer eras aficionada a Bonnie Tyler y tus canciones favoritas escritas en ellos como I Need a Hero o Total Eclipse of the Heart, ojalá te escuchara cantar algún día, no dejaba de repetírmelo.

Comencé a sembrar en mi patio lirios, muchos lirios, uno por día, eran los que te gustaban y lo sabía porque no dejaba de olerlos cada vez que llegabas de la escuela en la entrada de tu casa.

Recordaba que en las noches me sentaba en una silla mecedora y veía la luna a veces cada vez mas grande, amaba al luna llena, tan completa, me hacía sentir tan lleno de emoción y alegría,

pero el cuarto menguante me demostraba que todo era una ilusión; yo era el que estaba lleno de ella, pero ella no me conocía.

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⏰ Última actualización: May 07, 2017 ⏰

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