Narra Sarah
—¡Salgan pequeñuelos! —dijo una voz áspera, pero obviamente femenina, le divertía nuestra situación—. Es inútil que se escondan, sabemos que la bendecida está aquí, junto con el hechicero.
—Brian, no puedes salir, te asesinarán, olvida el plan ¡hay que huir! —dije—. ¿No puedes intentar el hechizo de invisibilidad?
—Sería inútil, eso esperan —contestó Brian.
Se oyen golpes secos y fuertes en la endeble puerta de madera de aquella choza.
—¿Cómo es que la puerta resiste tanto? —pregunté, muerta de curiosidad.
—Es mágica, niña. No caerá fácilmente, sin embargo, debéis salir de aquí —advirtió la hechicera.
La puerta ya empezaba a sacar pequeños rayos de luz desde el marco. Y los golpes se oían más fuertes.
—Pelearé yo —dijo valientemente la anciana—. Os esperan a vosotros, no a mí. Yo los distraeré, huid.
—¿Qué? Pero... morirás.
—Es mi destino. Mientras tanto, quiero que conserves esto, Sarah. —Hizo ademán de darme algo, puse mi mano y me dio algo metálico, para luego cerrarme los dedos— no lo abras hasta que te encuentres con tu padre.
Charlie, que estaba sentado muy tranquilamente en una mesita pareció ponerse alerta ante la mención de mi padre. Yo diría que está preocupado, ¿de qué?
—¿Q-Qué tiene que ver él en esto?
—Pareces tenso, alma sin descanso. No te había visto ¿cómo te llamas?
—Ch-Charles. Digo... Charlie. ¿Puede verme?
—Claro, soy hechicera, los brujos con más experiencia pueden ver almas, quizá Brian pueda hacerlo si practica.
—Pero... ¿qué tiene que ver mi padre en esto? —pregunté—. Él es... luego de la muerte de mi madre nos abandonó, nunca fue el mismo.
La hechicera solo mostró una sonrisa divertida, como si pensara que yo fuese solo una pequeña niña inocente.
—Lo sabréis en su momento... prometedme que no lo abrirás. Charlie te estará vigilando.
—De hecho... yo también quiero abrirlo.
—Pues Brian, entonces.
—¿Por qué yo? —dijo indignado.
—Por eliminación. Ahora —nos corta antes de que podamos decir pío—, Brian no puede pelear, si quiere salvar a Elliot.
—Dijo que confiaba en mí.
—El plan en ese entonces era saber qué estaban haciendo aquí. Ahora es obvio.
—Usted no puede pelear... morirá —alegó Brian.
—Ya os lo dije. Es mi destino, la Bendecida debe cumplir con la misión, acompañada de un niño. Lo vi hace mucho tiempo en una profecía. Me alegra haberos conocido al menos, Sarah Foster.
Del montón de frascos con líquidos de diferentes colores sale una especie de criatura alargada y peluda de aproximadamente diez centímetros. Se mueve ágilmente y brinca los obstáculos con facilidad. Ahora la puedo ver bien. La cabeza es chata y plana, por lo que lo más sobresaliente es su nariz puntiaguda, grandes orejas crecidas hacia los lados; cuerpo alargado y flexible y por último una cola de ardilla. Su pelaje es negro azabache, una franja plateada pasando de nariz a cola.
Se para sobre sus dos patas y apoyándose en uno de los frascos. Empieza a ver sus uñas de forma chulesca.
—¿Tú eres la Bendecida? —antes de que pudiera reaccionar escala por mi brazo hasta mi hombro. Se detiene a contemplarme desde ahí, para luego ver a la anciana—. Tienes que estar bromeando. ¡No puede ser ella! ¡Mírala! —Debo decir, que su voz era chillona y pretenciosa, al punto de ser irritante.
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Guerra de colmillos
VampireEn el 2078 D.C. la humanidad se extinguió, luego de tantos años de existencia como la especie más fuerte, perecieron por la guerra entre hombres lobo y vampiros. Ambas especies luchan por el máximo control y por declararse el colmillo más fuerte...