Capítulo V.

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"Y para los amantes, su amor desesperado podrá ser un delito, pero nunca un pecado"

Sentía voces a mi alrededor, pero no sabía distinguir si me hablaban a mi, no podía abrir los ojos hasta que hice un gran esfuerzo. Al hacerlo me encontré tantas personas a mi alrededor, y a mi madre mencionando - digo, gritando- mi nombre varias veces. Recordé que no me acordaba de nada desde que ¡Me desmayé!

Sí - me dice mi conciencia- claro, caíste al piso cuando viste a tu tío Sean manejar una limusina igual que en la que te raptaron. Podía haber seguido desmayada y no enterarme de algo que no quiero. Delante de mi está mi tía Elisa y debo ser fuerte para enfrentar y descubrir mi incógnita.

- Hija que bueno que despertaste, estás bien. - Me dice mi mamá acariciando mi rostro.

- Que me pasó, solo recuerdo que me desmayé.

- Kate debes alimentarte, hoy mismo desayunaste muy poco.

- Hemos pasado buen susto contigo. A lo mejor tienes mucho stress debido al trabajo. - Dice mi tía, y ayudándome las dos, me incorporo.

Una empleada me trae un vaso de agua que me bebo rápidamente, le agradezco por el gesto.

- Me siento mejor, no fue nada para preocuparse.

- De ninguna manera, ya llamé a Sean para que venga a buscarnos y llevarlas a la casa. Luego tendrás que ir al médico. - Me recalca mi tía

En pocos minutos llega mi tío en la limusina, esta vez no iba él manejando, sino un hombre al que jamás había visto. Mi tío iba en la parte trasera, de donde sale cuando el conductor se baja y le abre.

- ¿Que le sucedió a Kate? - Pregunta él preocupado.

- Se desmayó, parece ser que se asustó cuando me vio llegar, porque no me dejo ni saludarla. - Dice mi tía, un comentario bastante fuera de lugar, bueno, para mi.

- Tía como crees, debe ser que desayune poco, pues últimamente tomo un poco de café y en ocasiones algo de cereal. Creo que debería alimentarme un poco más.

Mi tío Sean iba sentado frente a mi, yo no le miraba a los ojos, pues dentro de mi interior tenía una bronca tremenda.

- Señor, hacia que dirección nos dirigimos.

Alcé mis ojos inmediatamente. Esa voz me era familiar, es la misma que le habló a YO, avisándole que era hora, es el mismo conductor de aquel día.

- ¿Vamos para el médico o para la casa? - Pregunta mi tío.

- Para la casa, estoy exhausta, debo descansar. En otro momento iré al médico. - Le respondo yo, antes que mi tía o mi mamá hablaran.

Tenía que descansar de veras, pero también tengo que investigar si mi tío Sean pudiera ser YO. Tengo que trazar un plan y averiguar la verdad.

Miraba de reojo el rostro de mi tío, no puedo creer que sea él el hombre que yo he estado deseando ver desde hace un mes. El que me hizo temblar y disfrutar sus besos y sus caricias, me siento sucia, si eso fuera cierto no tengo perdón.

Recordaba cada detalle de aquel día, su deseo por mis labios, su ternura al acariciar mi rostro. No podía asimilar que mi tío sintiera eso por mi, por dios, es un depravado.

Cuando llegamos a la casa enseguida el chofer se bajo y nos abrió la puerta. Primero salió mi tía Elisa, luego yo y por último mi mamá. Al bajar del auto comienza mi plan, el conductor me tomó del brazo para ayudarme a bajar.

- Disculpa. ¿Nos conocemos?. - Le pregunto. - Su rostro me es conocido, aunque en realidad es su voz la que me parece haber escuchado alguna vez. - Pude sentir como se puso nervioso, no sabía que responderme.

Amantes que OdianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora