Noveno Capítulo

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Presioné mis manos con fuerza contra lo que fuera que en ese momento tenía entre ellas. Demoré unos segundos en abrir los ojos, cayendo enseguida en mis manos, aún presionaba la sábana de seda con presión, como si algo me hubiera asustado completamente. 

El problema es que no recuerdo nada, sólo puedo recordar lo que había sucedido con Thomás, y no sabía hace cuánto, si hace un par de horas o unos cuantos minutos, tenía la certeza de que sentía algo nuevo: un pequeño alivio en medio del pecho que dejaba mi respiración libre y me hacía, de alguna u otra forma, hacerme sentir bien. 

Recordé también su tacto, su toque en mi cuerpo mientras trataba que encontrar algo de tranquilidad entre ese fuerte llanto lleno de dolor y tristeza, como sus brazos me cubrían como una gran manta, dejándome en claro que en ese momento no estaba sola como pensaba, allí él estaba junto a mí.

Suspiré tranquilamente.

—Buenos días. —Su voz me había tomado de improvisto, no había notado que él estaba allí junto a mí, en su cama.

Moví el rostro, él estaba con su espalda contra la pared de su habitación. Eché un vistazo a su cuerpo y estaba un poco más cubierto que como le había visto la última vez, la noche pasada; en verdad, tan sólo estaba cubierta su cintura con un nuevo pijama de tela -esta vez gris- y arriba, arriba sólo me dejaba admirar su perfecto torso bien trabajado.

—Has tenido una mejor noche. —Lo dijo como informándome de mi estado.

—Siento lo de anoche, fue una total estupidez. —Dije sentándome cómodamente sobre su cama, un poco más junto a él. —¿Qué hora es? —Miré alrededor, tratando de encontrar lo que fuera parecido a un reloj.

—Ya es bastante tarde ya. —Susurró. Le miré detenidamente y luego de que él no me dijera nada más por unos segundos, me levanté completamente desnuda, quedando frente a él con los pies ya bien firmes sobre el suelo.

—Bueno, entonces me ducharé. Tengo qué hacer hoy. —Di la vuelta y entré al gran baño dentro de su habitación.

Dejé el agua correr mientras de a poco me acercaba, algo lenta aún por el sueño, y todavía por el recuerdo de anoche. Mis manos se afirmaron con sutileza al frío material donde estaba el lavamos y volví a observarme en el espejo; tenía ese rostro que hace mucho no veía en mí, el de haber llorado literalmente casi toda una noche.

Cerré los ojos, notando como mi vista dolía un poco lo cual fue extraño, pues no tenía los ojos hinchados o algo por el estilo, sólo dolían un poco.

Mis ojos se mantuvieron cerrados por bastante tiempo escuchando el agua caer y chocar posteriormente contra el mármol de la ducha mientras pensaba en que realmente disfrutaría este tiempo junto a Thomás. No sé cuánto me dure el capricho, a mí o a él, así de fácil podía ser.

—Dulce. —Su mano rosó delicadamente parte de mi brazo mientras con su mano libre se encargaba de juntar nuestros cuerpos, mantuve la mirada cerrada sin evitar que se escapara una pequeña sonrisa. El rose de sus manos se hizo más intenso por diferentes partes de mi cuerpo, y sus labios, sus húmedos labios, besaban lo que desde esa postura se le era permitido.

Notaba como el lugar era envuelto de a poco por la capa de vapor proveniente de la ducha y cómo eso ayudaba a nuestro estado, o más bien a mi estado, mientras una de sus manos acariciaba con total determinación en mi entre pierna al mismo tiempo que jugaba con mis pechos. Él sabía perfectamente qué hacer a cada segundo, cómo tocar mi cuerpo para que así estuviera más que preparada para él.

Necesitaba sentir sus labios, por lo que giré mi cuerpo desnudo hacia él, tocando parte de su torso con mis manos y atrayéndole hacia mí. Sus fuertes brazos alzaron mi cuerpo, subiéndome correctamente al frio y ya algo resbaladizo lado libre y espacioso que había a un lado del lavamanos. Mis dientes mordieron despacio su cuello, para que él me regalara el más contenido y sexy gruñido. Sus manos separaron mis piernas lo más posible para luego dirigirse detrás de mi cuerpo, a mi espalda, y con toda su fuerza pegar mi cuerpo al suyo, sintiendo al instante su estocada profunda dentro de mí.

Mía & Para SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora