Extra

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15 años después.

-¡Papi, papi! -exclamó una dulce niña. El llamado la miró con una sonrisa.

-¡Hey! ¿Qué haces aquí Darcy? -preguntó agachándose para tomar a su hija con los brazos.

Harry caminaba hacia la salida de su casa, iba a dar un paseo por el vecindario, pero más que todo a un lugar especial.

-¿Tu mami te mandó? -preguntó fingiendo seriedad, su hija lo abrazó por el cuello.

-Dijo que irías a un lugar bonito, entonces te quise acompañar papi. -contestó con la voz inocente.

Harry lo pensó un momento pero luego no le hizo tanta mente, así que empezó a caminar con su hija en brazos.

-Sí, mi amor, iremos a un lugar bonito. -plantó un cariñoso beso en la mejilla de la pequeña.

Darcy era la hija de Harry, era blanca y de pelo castaño, sus ojos eran verde como los de su padre, tenía la nariz delineada, su edad estaba en los ocho años, y para ser una niña, era muy inteligente.

Había pasado mucho tiempo desde que siguió con su vida, desde que Louis se fue a un lugar mejor, hubo un año en el que dejó todo, sus estudios, sus familiares, la relación con Johanna, absolutamente todo, puesto que luego de varios intentos de suicidio por la extrema depresión, no quería acercarse a nadie. Hasta que un día, tuvo un sueño con Louis, en el cual tenían un futuro juntos, ambos reían tomados de la mano caminando por el parque. Y analizó su situación; Louis hubiese querido que él siguiera adelante, que triunfara, que fuera feliz el resto de su vida.

Pero... ¿cómo puedes volver a ser feliz luego de que la vida te lastima?

Hizo todo lo que estuvo a su alcance, buscó ayuda psicológica, fue a rehabilitación por ser detectado con problemas alimenticios, incluso, retomó los estudios. En serio fue un año muy difícil para Harry. Al final, conoció a una chica, su actual esposa, rubia de ojos azules, era alta y tenía una bella personalidad, se casó con ella, y tuvieron una hija la cual llamó Darcy.

Sin darse cuenta, solo les faltaba un poco para llegar al cementerio, Darcy frunció el ceño y miró a su padre. Harry lo notó.

-¿Desde cuando los cementerios son lugares bonitos, papi? -preguntó con suma inocencia.

-Desde que los ángeles habitan en ellos. -respondió por lo bajo, se empezaba a poner sentimental.

Harry bajó a su hija al suelo y la tomó de la mano empezando a caminar por un camino poco visitado, estaba rodeado de flores hortalizas, rosas y demás. Darcy miraba curiosa todo a su alrededor, esto era nuevo para ella.

Llegaron a una capilla y luego doblaron a la izquierda, buscando la tumba con la inicial de una "L", las manos de Harry comenzaron a temblar como lo hacían todos estos años cada vez que visitaba a su bebé.

-Darcy... quiero que sepas... que aquí está la persona que más me hizo feliz en toda la vida...-habló sonriendo con orgullo.

Darcy miró la expresión de su progenitor, miraba la tumba con cariño, como si fuera lo más hermoso del planeta. Se acercó dando pequeños pasos para poder observar las letras grabadas en el mármol.

-¿La persona que te hizo feliz se llamaba Louis Tomlinson, papi? -preguntó observando la tez blanquesca. Este asintió. -Papi... casi todas las noches, un chico castaño viene a visitarme en los sueños, es muy simpático, y dice quererme mucho. -habló Darcy mirando la tumba, Harry quedó desconcertado por lo que su hija decía.

-¿Qué dices bebé? -se colocó de cuclillas para poder escucharla mejor.

-Sí, al igual que él, se llama Louis, casi siempre me visita cuando estoy asustada, él me protege, y aunque solo son sueños, me dice que me ama y me cuida. -Harry estaba en Shock.

No, no podía ser...

-Dime más bebé. -dijo Harry acercándose a su hija.

-Pues... es muy lindo, es amigable, y un día te mencionó... pero sabes que soy muy olvidadiza, por eso olvidé decírtelo...-dijo meneando sus brazos por detrás de la espalda, moviéndose sobre sus pequeños pies.

-¿Y qué te dijo? -preguntó viéndola fijamente.

-Que siempre, aunque este muy lejos, te ama, que no dejaría que nada malo te pase y que espera el día en el que puedas volver a verlo. -dijo inocente pero con toda la verdad en cada palabra.

Louis ya no estaba, pero ahora visitaba a Darcy por medio de los sueños, donde ambos estaban siempre en un jardín, abrazados, mientras que el castaño le contaba lindas historias y la protegía de todo los monstruos. Y Darcy pudo comprender que su padre estaba mal, su corazón se encontraba esparcido, la mayor parte estaba en el cielo, con un ángel puro.

Harry estaba analizando todo lo que su pequeña decía... su bebé, Louis estaba con ellos, y siempre los cuidaba de donde sea que estuviese.

Darcy miró como una lágrima descendía desde la mejilla de Harry hasta la barbilla, se acercó a su padre y tomó su mano abriéndola un poco, el rizado la miró atento.

La niña sacó un llavero con un muñequito castaño.

-¿De dónde lo sacaste? -dijo alzando un poco la voz.

-He visto... que por las noches, sacas un cofre, y de este, tomas este llavero, luego lo abrazas mientras lloras... así que pensé que era muy importante para ti, papi... -dijo con vergüenza de haber confesado que observaba como su padre sufría en las madrugadas.

Y no mentía, todas las noches, Harry sacaba un baúl de su cómoda y lo abría con la llave que llevaba siempre en su cuello. Buscaba el llavero que su castaño le regaló cuando era un adolescente, y le hablaba como si todavía lo tuviera con él, pensaba que era una manera de comunicarse con su amado, pues nunca hubo una señal de Louis, una señal de que estuviera con él, a su lado, cuidándolo. Jamás imaginó que su hija lo viera en esos estados, pues Harry toda la vida le enseñó que hay que ser una persona fuerte.

Le enseñó que la vida da golpes, algunos muy fuertes que otros, pero que nunca hay que rendirse. Al final alguien hubiese querido que fuera feliz.

Miró al cielo cayendo de rodillas, sus ojos parecían una fuente imparable. Empezó a sollozar con dolor, solo sus lamentos se escuchaban en el lugar.

-¡SIEMPRE TE AMARÉ LOUIS! -gritó sonriente todavía mirando al cielo. Su hija admiraba toda la escena.

¿A quién engañaba? Lo amaba, amaba a Louis, lo necesitaba como el aire para vivir. Todo este tiempo su corazón estuvo tan dañado. Ya no podía retener nada, estaba soltando sus sentimientos con lágrimas verdaderas, con quejidos realmente desgarradores.

De pronto, Harry sintió como alguien acunaba su cabeza en un pecho y como lo rodeaban por los hombros en un abrazo, miró a su hija todavía de pie a una distancia de él y se confundió, pues sentía ese abrazo tan verdadero como para ser una simple ilusión.

-Yo también te amaré por siempre Harry... mi alma está atada a ti...-susurraron solamente para el rizado. Este sintió su corazón volver a latir cuando supo a quien le pertenecía esa hermosa voz.

El espíritu de Louis estaba ahí, abrazándolo mientras que Harry lloraba, creyendo que estaba al borde de la demencia cuando pudo volver a apreciar el rostro del ojiazul frente suyo.

-Eres real...-susurró llevando su pulgar a la mejilla ajena. Todo se había ido, quedando solo ellos dos.

-Te juro por nuestro amor... que siempre estaré contigo, jamás te dejaré...-Louis besó la mejilla de Harry, alejándose poco a poco mientras comenzaba a desvanecerse.

El rizado cerró los ojos aún con cascadas en los ojos. Miró a su hija quien lo esperaba desde una banca luego miró al cielo sonriendo.

-Te amo Lou. -susurró respirando profundo, todo se había calmado en él. Una paz invadió su mente y alma. Quizás, eso era lo que necesitaba, volver a ver a su bebé después de tanto.

Harry a partir de ahora sabría por siempre que todo estaría bien.

Si sientes que en el amor, no es similar a la historia de estos dos enamorados, no te preocupes, que tarde o temprano, sentirás todo esto; amor puro y sincero.

"Pequeño Louis" L. S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora