PREFACIO

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Entro al restaurante como todos los días y el mesero casi igual que siempre me mira con esa cara de: «este tipo de nuevo esta aquí» al verlo solamente arrastro mis pies rumbo a la barra, al menos el cantinero solo me mira con pena y no con rabia.

—¿Che cosa vuoi da bere? —pregunta el cantinero.

—Ho più forte. —respondo

En el poco tiempo que estoy aquí aprendí lo básico del idioma yo tenia pensado que esta ciudad sería una maravilla, pero no lo es, así que solo me queda quedarme y tratar de continuar, es lo menos que puedo hacer para sobrevivir.

—¿Otra vez tu aquí? —me ataca el mesero, extendiendo una mano al cantinero para que no me atienda.

—¿Te molesta mi presencia? —respondo al mesero sin mirarlo.

—La verdad si, el otro día tuve que sacarte en mis hombros. —me jala del brazo para sacarme pero el cantinero lo detiene.

—¡Lasciatemi tratta questa volta! —le grita.

El mesero me mira con rabia y solo se aleja con gran enojo de no haber podido sacarme a patadas de ahí.

—Servirò quello che hai chiesto, ma anche c'è una storia dietro la tristezza, così ti dirò tutto, ¿cosa ne pensi? —me habla el cantinero amenazándome con un dedo.

El quiere que le cuente porque voy cada día a ahogarme en alcohol y la tristeza que dibuja mi rostro debe tener algún motivo, creo que necesito des ahogarme con alguien, pero no estoy muy seguro de si decírselo o no, solo lo miro, bebo de un sorbo mi copa y le sonrió.

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