Una niña rubia corría de un lado a otro siendo perseguida por otro niño con el mismo color de pelo en el jardín trasero de una lujosa casa.
El niño, finalmente, alcanza a la niña y ésta le sonríe algo avergonzada.
- ¡Tienes que correr más rápido, Amber! Así se hace fácil pillarte. - Dicta el rubio enfadado.
- Lo siento, hermano. - Responde Amber, a lo que su hermano frunce el ceño.
- ¡Nathaniel! ¡Amber! ¡Vamos a comer! - Grita la madre de ambos desde la cocina.
Los niños echan a correr hacia la entrada trasera de la casa. Cuando llegan al comedor, cada una se sienta en su respectivo sitio: mamá en frente de papá y Amber en frente de Nathaniel.
El padre de Amber era un hombre severo que miraba al frente y nada podía separarlo de su objetivo.
A Amber le asustaba. Es un poco duro que te asuste tu padre cuando tienes seis años, que no haya beso de buenas noches, ni nada por el estilo, pero no era algo malo. Amber podía vivir con ello, hasta aquel día.
Cuando terminaron la silenciosa cena, en la que su padre tenía una mirada acusadora sobre Nath, cada uno subió a su habitación, pero Nathaniel sujetó del brazo, de manera brusca, a Amber.
- ¿Quieres salir al jardín a jugar una última vez al pillar? - Amber asintió, emocionada.
Los niños bajaron hasta la puerta que daba al jardín trasero para mirar el uno al otro, antes de que Nath girara el picaporte sin hacer ruido.
En cuánto, salieron, Amber echó a correr y Nath la seguía. La niña reía, pero Nathaniel volvió a pillar a Amber.
- ¡Te dije que corrieras más rápido, estúpida rubia! - Chilló el niño enfadado.
Amber bajó su mirada, apenada.
- Lo siento, Nath.- Balbuceó la pequeña.
Nathaniel, lleno de rabia, levantó su brazo para golpear a la hermosa rubita. Amber cerró los ojos con fuerza, esperando el impacto, pero éste no llegó.
Amber abrió los ojos, insegura, y entreabrió sus labios, sorprendida.
Su padre, enfurecido, sujetaba el pequeño brazo de Nathaniel, dejando una marca roja alrededor del agarre.
- ¡No toques a mi princesa! - Gritó su padre.
De un golpe, tiró a Nathaniel en el suelo, pero no pararon ahí.
Todo se volvió sordo para Amber, pero ella no podía cerrar los ojos. Cada vez que recuerda ese momento, piensa que le hubiera encantado cerrarlos.
Su madre, asustada, corrió hacia el lugar de la desigualada paliza. Amber estaba inmóvil y miraba todo con una cara de horror.
Mamá calmó a papá. Amber lo recuerda.
También recuerda la expresión de mamá llevando a su hijo malherido en brazos al hospital.
Recuerda la expresión a su padre diciéndole al médico que Nath se cayó por las escaleras.
Recuerda haberse acercado a la camilla del hospital dónde Nath estuvo por tres semanas y verlo sobreviviendo gracias a unas máquinas. Tan vulnerable.
Recuerda que Nath movía los ojos de un lado a otro siempre, pero no pude mover un sólo músculo hasta tres días después.
Amber se prometió a sí misma, correr más rápido cuando Nath la persiguiera en el jardín, pero nunca pudo cumplir esa promesa.
Nathaniel no volvió a jugar con ella desde esa noche.
A veces, se escuchaban golpes desde la habitación rosada de la pequeña Amber, pero ella fingía que sólo eran ruidos de la casa. Incluso, llegó a creer su propia mentira.
Esa noche, uno de los trozos del corazón de porcelana de Amber se cayó.
Pero, ese sólo era el principio.
N/A
Holu :) Espero que os haya gustado el primer capítulo de este fanfic de CDM.
Byeee.
ESTÁS LEYENDO
porcelana heart | Fanfic AmberxSucrette (CDM)
Fanfiction"- ¿Por qué tienes miedo a enamorarte? ¡No soy como ellos! ¿Es que no te das cuenta? - Tengo un frágil corazón de porcelana al que le quedan pocas piezas." Contenido lésbico. SI NO TE GUSTA, NO LO LEAS.