Las luces del coche se veían reflejadas en los vidrios de la parte delantera de la casa. Esdras apagó su vehículo e inmediatamente salio del mismo. Dio unos cuantos pasos hasta que llego a la entrada principal del que era su "hogar"; saco del bolsillo derecho del pantalón un pequeño llavero de cuero que traía colgadas todas las llaves que Ford cargaba consigo a diario. Desde la llave de la oficina hasta la de un pequeño cajón que había en el armario de su cuarto.
-Vaya día el que he tenido- lanzó un corto suspiro cargado de cansancio.
Esdras introdujo una llave de color cobrizo en la cerradura de la puerta. Entro lentamente en la residencia y luego de esto dejo su abrigo colgado en el perchero que se encontraba justo al lado de la entrada.
-Hasta mañana compañero- le dijo Ford a su abrigo mientras caía en cuenta de que lo que había hecho era demasiado infantil, ¿quien en su sano juicio le habla a un abrigo?.
Una pequeña sonrisa se asomo en el al caer en cuenta de que la soledad lo estaba volviendo un completo loco.
Empezo a darse cuenta de que quizá fuera una buena idea darse unas cortas vacaciones, ir a alguna zona capital, conocer gente nueva, quien sabe... incluso hasta podría encontrar a alguien especial. No, no esta dispuesto a caer nuevamente en aquel inutil juego, ya era suficiente con todo lo que había tenido que vivir por culpa de las idioteces sentimentalistas que el mundo había establecido.
Esdras se restregó los puños en sus ojos como señal de cansancio, se dirigió hacia la cocina y abrió el refri. La sensación fría que le produjo el interior helado del el electrodoméstico hizo su piel erizar, saco un trozo de emparedado que guardaba envuelto en aluminio sobre la ultima división del aparato, lo destapo y le pegó unos cuantos mordiscos, dejándolo casi por la mitad; Lo envolvió nuevamente en su fría cobertura de aluminio y lo dejo en el mismo sitio del que lo había cogido.
Esdras empezó a caminar a través de la sala y se dirigió rápidamente hacia el sofá de color café oscuro que parecía llamarlo con insistencia. Apenas se recostó en este, cerro un poco sus ojos dejando que su imaginación volara, hacia mucho tiempo que no tenia tiempo de intimidad consigo mismo. Dirigió su mirada hacia el comedor sintiendo una extraña corriente de viento.
Esdras se puso en pie cautelosamente y paso por paso se dirigió hacia el lugar de donde provenía su preocupación, al llegar ahí, noto que el viento entraba libremente como si danzara en el interior mismo de la casa gracias a una ventana que permanecía abierta frente a la mirada expectante de Esdras. Al instante la cerro y puso el seguro que esta tenia. Si Ford abriera de vez en cuando las ventanas de la casa, sería a lo mucho un hecho curioso encontrarse con una situación así, pero el dilema se hallaba en que el solitario capitán nunca las abría, pensaba que si hacia esto, la corriente de viento se llevaría el leve recuerdo que su hogar guardaba de su antigua vida, aquel olor que por algún extraño motivo había decidido quedarse impregnado entre las paredes del lugar, esto, a Esdras le hacia sentir como si ella aun estuviera a su lado... Como si aun le esperará un mañana feliz.
Se escuchó un pequeño crujido proveniente del segundo piso, instintivamente se giro para quedar de frente a hacia las escaleras, al instante se hallaba ya al lado de estas y empezó a subir escalón por escalón lentamente; mientras iba ascendiendo, saco de una funda que guardaba al lado derecho de su pantalón una ReinHold V22, rápidamente puso el arma -la cual provenía de desarrollados laboratorios alemanes al servicio de las demás zonas capitales- enfrente suyo, mientras hacia un rápido movimiento con su mano izquierda para recargarla.
Esdras se encontraba totalmente tenso y su mirada se hallaba fija en la habitación principal. Dio uno, dos, tres pasos y se encontró en frente de lo que consideraba seria el escondite de su indeseada visita; poso al instante una mano sobre la perilla y empezó a girarla cautelosamente causando el menor ruido posible. Al abrir la puerta se abalanzo con precisión contra la pared del pequeño pasillo que había antes de llegar a la cama de su cuarto. Enseguida su pulso se volvió frenético y su respiración se torno pesada. Rápidamente se lanzo hacia el centro de la habitación apuntando con el arma hacia todos lados, soltó un profundo suspiro y su reacción fue de estupefacción al ver que ahí no había nadie.
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Nostalgia
RandomHas pensado ¿como seria si aquello que mas amas termina volviéndose en tu contra?, si aquello que mas deseas te empezara a atormentar en un sin fin de dolorosos recuerdos. Tus mas preciados sueños en tu contra, Tus mas amadas memorias volviéndose un...