[❁]°•▸ Compensación

892 132 33
                                    

ADVERTENCIA: Puede que el texto a continuación tenga una escena un poco subida de tono para algunos lectores (no es contenido adulto, pero puede ser considerado un tanto atrevido). Aviso por si aún hay personas inocentes en esta plataforma.

───────────

Caminaba con total tranquilidad sin darle importancia a nada, con sus manos en los bolsillos de su pantalón, la vista centrada al frente. Todo con ese aire de chico rebelde.

Le daba igual que hubiera clases. Después de todo, el profesor le había dado "permiso" de salir.

Sin embargo, algo logró llamar su atención y distraerlo de su andar.

— ¡Oh, vaya!

— ¿Qué tenemos aquí?

—Es una pequeña presa perdida.

—Suerte para nosotros.

Varios comentarios y risas burlonas sonaban cerca de ahí, para nada de personas con buenas intenciones. Hubiera pasado de largo, ignorandoles, si no hubiera sido por la suave voz que escuchó después.

—P-por favor, no me molesten.

Le reconocería donde fuera. Esa temblorosa, nerviosa y débil voz que trataba de sonar demandante. Sí, era él. Su "protegido".

Sin pensárselo dos veces se encaminó al lugar en el que se encontraba todo el alboroto.

— ¿Nos estás tratando de dar ordenes, pequeña perra?

—Y-yo... Quiero que me dejen en paz. Vayanse.

— ¿Un inútil como tú cree que le haremos caso?

—Que estúpido.

—...

— ¡Oye, no me ignores!

En cuanto llegó pudo observar a unos bravucones rodeando a su pequeño. Uno de ellos lo sostenía del cuello de su camisa, pegándolo agresivente contra una pared.

Pudo verlo. Sudando frío, sin saber qué hacer ahora. Nesecitando ayuda. Eso le enojaba bastante.

—Parece que quieren problemas. —Habló. Todos voltearon a verlo y enmudecieron. Los bravucones dejaron sus expresiones de enojo y burla para remplazarlas por temor. Ahora se veían tensos. El otro solo miraba atento a lo que pasaría.

Oh, sí que tendrían problemas.

────────────

3 sujetos se encontraban en el suelo, inconscientes, mientras otros dos lograron a escapar, aunque bastante golpeados e intimidados.

Aún con ese corte que lograron hacerle en la mejilla, se mantenía sonriendo con arrogancia. Miró al pequeño chico, quien se encontraba sentado en el suelo, abrazando sus rodillas y ocultando su rostro en éstas. Y no es que estuviera triste, llorando o con miedo. Simplemente estaba esperando.

Se agachó para quedar a su estatura, manteniendo su peso en sus rodillas, al mismo tiempo que sonreía con travesura.

—Oye, ¿estás bien? —Preguntó con cierto tono seductor. El chico suspiró y mostró su rostro neutral.

『 Compensación  』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora