Parte única

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La palabra que Kim Namjoon pensó la primera vez que vio a Park Jimin en el jardín de niños una tarde de primavera fue: pequeño.

El azabache de regordetas mejillas apenas le llegaba por el hombro, lo supo cuando chocó de frente con él en el recreo. Kim iba tan distraído que no notó en que momento pasó de la zona de primaria a la de jardín de infantes.

Cuando estos encuentros en los recreos se volvieron un poco más frecuentes, el más alto pensó en otra palabra: llamativo.

Así eran sus ojos, llamaban mucho la atención cuando este sonreía y desaparecían transformándose en una par de lineas en su rostro. Un bello eyesmile.

Años después cuando tuvieron un reencuentro en los pasillos de la primaria, con Jimin en tercer grado y Namjoon en quinto, el chico de los hoyuelos usó una nueva palabra para describirle: dulce.

Eso le pareció cuando, el menor supo que almorzaba solo porque los compañeros de su salón le llamaban "torpe" o "destructor" y no lo dejaban sentarse con ellos, y su acción fue invitarlo a comer con el todos los días en la vieja mesita del patio.

Luego de un año de compartir almuerzos, la palabra que vino a Namjoon para definir a Jimin fue amable. Así le pareció cuando al contarle que nunca había sido invitado a una fiesta de cumpleaños Park le rogó sus padres organizar una en su día y pidió permiso para llevar a su amigo de otro salón. Sobre todo cuando su mamá le contó en secreto durante la fiesta, que Jimin siempre se había negado a hacer una porque le daba vergüenza que todos se centraran en él durante ella.

Después de otros cuatro años de amistad ininterrumpida, Namjoon pasó a clasificar al que aún seguía siendo más bajito como torpe cuando supo que prefería que le fuera mal en los exámenes a pedirle de su tiempo para que le explicara fuera del horario de escuela. Cosa que sin dudarlo un segundo hizo, obligándolo a ir a su casa cada día después de clase para tutorías gratuitas, con permiso de los padres de ambos claro.

Lindo. De esa manera le empezaba a parecer a Kim que se había vuelto el azabache cuando comenzó octavo año. Estando él en décimo, comenzaba a prestar más atención en las chicas, tal vez no como los lanzados de sus compañeros quienes llevaban mucho tiempo haciéndolo, pero de cierto manera lo hacía. Y no podía evitar comparar la lindura de Jimin con la de las féminas.

Meses después cambió por la palabra vergonzoso. Y es que el menor lo era, eso lo supo cuando le contó que anteriormente le había parecido lindo su actuar.

Tierno había sido añadido a la descripción de Park cuando en su cumpleaños número dieciocho, al no poder estar para celebrar con él porque le habían dicho que ese día el mayor tendría su examen de ingreso a la universidad, le había pedido permiso a su mamá para pasar a su cuarto y dejarle regalos. Sonrió de oreja a oreja cuando luego de llegar cansado vio sobre su cama un enorme peluche de Ryan -su nuevo oso-obsesión- rodeado de pequeños objetos coleccionables del mismo junto con una carta escrita a mano diciéndole feliz cumpleaños y dándole los mejores deseos.

Un hermoso se deslizó en su mente cuando notó las rosadas mejillas del pelirrojo menor a la luz de la luna nueva el treinta y uno de diciembre de su segundo año de carrera cuando salieron desabrigados a ver los fuegos artificiales en plena noche invernal luego de la cena que tuvieron ambas familias. En ese momento sólo amagó a abrazarlo por los hombros buscando apaciguar los temblores con su propio calor corporal.

Apetecibles se le antojaban los carnosos labios entreabiertos frente a él debido a su mal cálculo bajando de la escalera de su nuevo departamento, el mismo que quiso mostrarle primero a Jimin y por eso había corrido escaleras abajo para abrirle el portón de entrada, olvidando por completo que ese era el trabajo del portero. Los mismos se le hicieron aún más deseables cuando los segundos pasaron y el dueño de ellos no hacía nada para apartarse.
Por suerte Kim sabía controlarse.

Bellísimo fue la palabra que escapó de los labios de Namjoon cuando ayudó a Jimin a elegir un traje para su baile de graduación. Y es que luego de tenerlo en su departamento por horas y verlo probarse tanta ropa que le quedaba excelente, ya no podía evitar manifiestar su mente en voz alta. Menos cuando veía el efecto tan adorable que provocaba en el receptor de los halagos.

Inesperado y cálido fueron las dos palabras que surcaron su mente cuando al abrir la puerta la noche del viernes de esa semana, apareció el pelirrojo vestido con el traje color vino que él mismo le había escogido y le abrazó fuertemente. Sorprendido pero feliz le preguntó que hacía allí pues era temprano, entonces otra palabra llegó a su mente, placentero.

Así se sintió todo su cuerpo cuando el menor se puso de puntas y le besó de forma dulce antes de explicarle que estaba allí para confesarse pues en el baile se había dado cuenta que la velada no sería perfecta sin él allí.

Es por eso que ahora, en el presente, luego de unos pocos años de noviazgo y a minutos de concretar su boda, cada vez que Kim Namjoon piensa en Jimin la palabra que más se acerca a ser la correcta es idílico.

Fin

Palabras Sueltas - NamMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora