Capítulo 1

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UN PEQUEÑO INCIDENTE

 Bella POV

Me encontraba en uno de esos días en los que sólo deseaba salir del instituto y llegar lo más pronto posible a mi casa para darme una larga ducha de agua caliente que relajara mis músculos. Seguidamente me sentaría frente a mi computadora a leer uno de esos fanfic's que le ponen humor a mis días agitados, en la intimidad de mi habitación –suspire soñadora- ¡mi habitación! El lugar donde puedo ser yo misma y alejarme del mundo a mí alrededor, allí nadie puede irrumpir así como si nada, ni siquiera Charlie, mi padre. Él me da mi espacio, lo respeta. Y aunque solo consista en cuatro paredes de bloque, aun así es mío y yo tengo el control sobre él… o eso era lo que yo pensaba.

- ¡Ey! Yujuuuu… ¡tierra llamando a Bella! –escuché como una voz soprano me hacía entrar en la realidad, alejándome de mis cavilaciones mientras chaqueaba sus dedos frente a mi rostro para poder captar mi atención.

- ¿Ah? ¿Me decías algo Alice? –dije un tanto desorientada por lo que soltó una risita socarrona.

- ¡Ay Bella! ¿Otra vez soñando despierta? –Decía divertida- Espero que ésta vez hayas viajado a Marte y le dieras mis saludos a los marcianos que habitan en mi planeta favorito –se burlaba de mí la muy graciosa.

- Ja ja -me reí sin ganas- Muy graciosa Alice –le saque la lengua en un gesto muy maduro- Sabes que no comparto tu afición por los marcianos y créeme que Marte sería el último lugar al que visitaría en mis "fantasías". Si hablamos de criaturas mitológicas, soy de las que se doblega más hacia los vampiros –batí mis pestañas sucesivamente fingiendo enamoramiento, para luego soltar un suspiro.

- Sí, sí ya sé. Que venga Damon Salvatore y clave sus colmillos en tu garganta para luego llevarte con él y convertirte en vampiro. De ese modo pasar la vida eternamente juntos –relató mi historia "feliz" tan rápido que quedó sin aliento. Luego se llevo un dedo a su barbilla en gesto pensativo- Claro, si no te mata antes o te deja por Elena Gilbert. –me sonrió inocentemente.

- ¡Me encantan tus finales felices! –le dije a manera de sarcasmo- ¿Alguna vez has pensado en escribir historias… de terror? –ambas reímos por lo estúpida que se estaba tornando nuestra conversación. Pero éramos así, dos locas incorregibles que le sacaban un lado estúpido a todo, de hecho gran parte de las barbaridades que nos hacen reír durante toda la clase son idea de Alice, yo sólo soy una pobre victima afectada por su virus Alicenógena (1).

Luego de varios regaños del profesor Sparkies (2), perdón, Fuenmayor por cotorrear como loras en su clase de inglés, nos vimos libres de irnos a nuestras casas para descansar nuestras neuronas que ya deben estar atrofiadas por tantas palabras extrañas. Sí, nunca fui una fiel amante de los idiomas, es más sólo domino tres: español, indirectas y sarcasmo.

En fin me dirigí a mi casa con la pequeña duende en su carro, quien iba parloteando sobre Prada, Gucci y cientos de cosas de las cuales no tenía ni la más remota idea de lo que fueran, así que solo me dedique a asentir a todo lo que ella me decía pero sin prestarle atención. Sólo dejándome llevar por mis pensamientos, de nuevo.

A decir verdad, había una razón por la cual deseara llegar a mi casa con ansias, bueno, en realidad eran varias, pero una en especial hacía las cosas más interesantes. Y era que vería a mi apetitoso, sexy, adorable, encantador, guapísimo… vecino Edward Cullen, con el que más de una vez he fantaseado y babeado cada vez que lo veo. Él se mudo hace unos 2 años a la casa de al lado, la cual contenía un local que utilizaban como Cyber-café y por supuesto él lo atendía. Mi padre Charlie se había hecho muy amigo de los padres de Edward y de él mismo, pero yo no había cruzado más de dos palabras con el chico, no por falta de oportunidades, más bien estas me sobraban es sólo que… bueno… digamos que soy un poco lenta con eso de las conversaciones y más si me quedo de hielo cuando lo tengo cerca ¿Y qué? ¡A cualquiera le pasa! ¿No?

Paños MenoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora