POR LA PUERTA GRANDE
Corrían la primavera de los años 80, la era de las motos de campo a 50. Mis amigos y yo solíamos ir motorizados hasta para ir al cuarto de baño.
Yo tenía fama de ser el más ligoncete de la pandilla y tenía una reputación que guardar. Llevaba mirando a "la Bea" con cara de pervertido desde hacía días, sin embargo me hacía el interesante delante de ella; pero ya estaba harto y esa noche quería llevármela a la parte de atrás de la iglesia. Vamos, al banco de los mancos. Esa soledad de los últimos días era todo una artimaña para convencerla de mi soltería.Ese día mis colegas aparcaron sus suzukis según iban llegando, la una al lado de la otra y se iban ubicando alrededor del grupo de las chicas. (Por supuesto el culo grande de Bea no pasaba desapercibido para nadie). Así que decidí hacer mi entrada triunfal y exhibirme delante de todo el grupo. Acelere a toda pastilla como si no hubiera un mañana e hice un derrape con la sana intención de aparcar al lado de las motos, pero calculé mal y la muy desgraciada se me fue. Viéndome que el guarrazo era inminente, me lanzé de cabeza y solté la moto mientras caía. Para disimularlo y salir triunfal de semejante bochorno me levante haciendo una voltereta como si nada. Me ajusté la chupa de cuero y vi como había tirado todas las motos con efecto dominó. Todos me miraron entre quejas con los brazos elevados y caras de enfado. Pero yo muy ufano, les dije:
- ¡Qué pasa! Cada uno aparca como quiere -para chuleta, servidor. Tenía que salvaguardar el tipo. Y con aires de aquí no ha pasado nada, me dirijí al lado de Bea con una sonrisa. Ese día me la camelé, no sé cómo pero lo hice.
Relato para el grupo de Facebook de Unidos por los libros: escritores, lectores, blogueros y correctores.
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Relatos Cortos
RandomUna selección de relatos cortos que nada tienen que ver entre sí. Puedes disfrutar de pequeñas lecturas que van desde el más absoluto terror a la más pura diversión, pasando por el amor.