—¿Qué quieres qué? —cuestioné aturdida.
—Ya lo verás... —sonrió halando de mi mano para que siguiera sus pasos.
El camino se me hizo muy conocido, la verdad es que demasiado, sabía perfectamente hacia dónde íbamos.
—Te recuerdo que aún tengo dos exámenes que aprobar, humano.
—Tranquila ángel, llegaremos a tiempo.
Dobló su espalda hacia abajo, juntando sus manos para hacer un pequeño escalón.
—Trata de saltar al otro lado, princesa — dio un guiño que me di el placer de devolver con una sonrisa arrogante.
Di dos pasos largos hacia atrás y corrí hacia delante, impulsé mi cuerpo hacia arriba en un gran salto, usé uno de mis pies para así agarrar más impulso al chocarlo contra el muro, mis manos llegaron al borde de este y me ayudaron a sostener mi peso por un segundo mientras me acomodaba para sentarme en él.
—Ahora cruza tú, princesa —bromeé un poco sonriente, él me miraba entre perplejo y extasiado. Quisiera poder guardarme el recuerdo de su mirada por siempre en el corazón.
Sin siquiera tomar impulso, saltó lo necesario para llegar al borde del muro y simplemente con sus manos y pies, llegar a mi lado. Los músculos de sus brazos ejercieron tensión sosteniendo su gran peso, mientras su pierna pasaba al otro lado del muro quedando guindadas. Fijé mi mirada en sus brazos, los cuales, tensionados, parecían ser más grandes de lo que realmente son o de lo que realmente me he detenido a apreciar.
—¿Todo bien? —cuestionó rozando su nariz en la piel de mi mejilla y volviendo a erguir su espalda, sus manos se encontraban juntas sobre el muro, lo que le permitía mover su torso de atrás hacia adelante cuantas veces quisiera, sus piernas guindaban una a cada lado de la firme pared y esa sonrisa que no parecía desaparecer. Yo por el contrario estaba sentada de frente al instituto, con las piernas también guindadas, pero juntas de un solo lado y mis manos apoyadas una a cada lado de ellas. Gire mi rostro también sonriente por la emoción de tan sólo estar con él.
Sin mucho cuidado, me acerqué a él, sosteniéndome de uno de sus brazos con mi mano sobre la parte justa donde se practicaba la tensión antes mencionada. Tomé su cabello con la otra y acerqué su rostro al mío y él sonrió antes de poder juntas sus labios con los míos, sin embargo, en el momento en que estos tuvieron el más mínimo contacto les dedicó toda su atención. El beso no era salvaje y apasionado por mucho, sino con tan sólo los pequeños y necesarios rasgos de ellos. Sus labios acariciaban los míos una y otra vez saciando la sed que ellos tenían, traté de acercarlo más con mi mano aún detrás de su cabeza, pero era imposible.
Estábamos compenetrados.
—Todo perfecto.
—Vaya que sí, ¿vamos?
—Vamos.
Pasó su pierna al otro lado y yo hice lo mismo con las mías, él fue el primero en saltar al otro lado y yo fui después de él siendo atrapado por sus brazos en mi cintura, con la cercanía de nuestros rostros perfectas, enrolló mi cuerpo con su brazo y lo empujó hacia atrás hasta pegar mi espalda al muro con un brusco golpe, que apuesto le dolió más a su brazo que a mi espalda.
—¿Todo bien? —cuestioné.
Sus labios atacaron los míos queriendo descubrir cada secreto en ellos, sin previo aviso su lengua se abrió paso y llegó a la mía, creando una adicción de sabores entre su ligero sabor a menta y alcohol y el sabor a fresa de mi labial. No quise ni pude quedarme atrás y empecé a atacar su boca con la mía de igual manera, abracé su cuello con mis brazos extendiendo mis manos en su espalda acariciando todo a su paso. Me aproveché de esto para enrollar también mis piernas en su cintura y al notarlo, me ayudó acomodándome con su otra mano, pero después de esto, no la quito de este lugar, sino que ejerció presión sobre mi muslo.
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Infiltrada [EN EDICIÓN]
Teen Fiction¿Quién en su patética vida no ha jugado Verdad o Reto? ¿Quién en su miserable vida no se ha arrepentido de elegir reto? ¿Quién en su estúpida, asquerosa y cruel vida no le dieron en el clavo a la hora de dictar el reto? Pues a mi, Caroline Manson, s...