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Primer día durmiendo en mi nueva casa, soy yo o la cama es como una nubecita. 

Busqué mi celular debajo de mi almohada... No está, mierda. 

Gruñí. 

- ¿Dónde estás, máquina del diablo? - mi voz es ronca y grave como la de un chico, así siempre suena en las mañanas.

Me levanté sentándome en la orilla de la cama y vi mi celular en una cuerda... Atado al ventilador del techo... Dando vueltas... 

- ¡Deven! ¡Espero que hayas dejado que se cargue porque si no te asesino! - grité a pesar de que mi voz era levemente nula. 

No hubo respuesta, por lo que supuse dos cosas; o Deven sigue dormido, o se escondió para evitar su evidente muerte. 

Paré el ventilador y bajé mi celular. 

Bien, si tiene menos del 50% asesino a Deven, si tiene mas del 50% no asesino a Deven. 

Lo prendí... 50%... Bueno, tomaré eso a que se salvó... Ah, no, ya cambió, 49%. No se salvó. 

Ni modo, Deven 2000 - 2017, descanse en paz. 

- ¡Deven Adams! - grité. - ¡Morirás este día, lo juro! 

- ¡Yo no fui, no sé qué pasó pero yo no fui! - gritó desde su habitación. 

Conecté mi celular y rápidamente fui a su habitación. 

- ¡Abre la puerta, engendro! - grité pateando y golpeando la puerta. 

- ¡No! - chilló. 

Gruñí dejando de patear la puerta. 

Volví a mi habitación, prendí mi celular y vi la hora. 

5:10 am y nosotros gritando y golpeando puertas. Los vecinos nos amarán.

Bueno, al menos me desperté temprano, rápidamente fui al baño, tengo que bañarme antes de que Lucas entre, les sorprendería el tiempo que tarda en el baño.

Tomé una toalla, una camisa de mi hermano que me queda enorme y me metí a la ducha. 

Abrí la lluvia artificial esperando a que se pusiera lo mas caliente que se pueda. Que se pueda y que no me queme. 

Tardé como diez minutos en bañarme, abrí la puerta transparente que divide la ducha con el resto del baño, tomé mi toalla, me sequé y tomé la camisa, pero como tengo tan buena suerte, ésta calló al piso mojándose completa. 

- Mierda. - dije levantando la camisa. 

Obviamente no me la pienso poner mojada, así que decidí ponerme la toalla. 

Mierda, es muy pequeña, a penas si me cubre lo necesario. Ya vi la parte mala de vivir con cinco chicos pervertidos. 

Salí del baño con la toalla enrollada y la camisa en mano. 

Alcé la vista y vi a los cinco... Mirándome... Y al parecer sus "amigos" se alegraron de verme. 

- ¡¿Qué miran, eh?! - grité. 

- ¡Piensa rápido! - Deven lanzó algo y lo atrapé por "instinto" haciendo que mi toalla cayera al suelo. - De nada, chicos. - dijo triunfal mirándome de arriba para abajo. 

Mierda, ¿por qué me desperté hoy? 

Sentí la sangre subir a mi cabeza y el calor aumentó, dándome a entender que parecía un tomate. 

- ¡Malditos pervertidos! ¡Lárguense de una vez! - le lancé de vuelta el cubo de madera que Deven me había tirado y le di en la cabeza. Los otros cuatro comenzaron a correr hacia sus habitaciones encerrándose para evitar su muerte. - ¡Juro que los mataré! 

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⏰ Última actualización: May 16, 2017 ⏰

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