Era una mañana lluviosa, el viento soplaba en las ventanas, los niños corrían para llegar a la escuela, los árboles se agitaban con el viento, parecía que no iba a parar de llover en todo el día; eso era lo que le preocupaba al Sr. Oscar, ver que la lluvia no pararía, tenía demasiadas ganas de salir, tan siquiera sólo al jardín de su casa, lo tenían tan abandonado, sus hijos ya no lo visitaban desde aquella tragedia que le sucedió a su esposa y madre de sus hijos, aquella noche que murió frente a él todo cambió, fue como si para sus hijos hubieran fallecido sus padres, el Sr. Oscar sentía demasiada tristeza al pensar que sus hijos pudieran creer aquello, esa idea que nunca salía de su cabeza, y preguntarse una y otra vez ¿Por qué no me visitan aquellos hijos a los que yo tanto cuidé? Les di cariño,amor, un hogar, nada les faltaba ¿Por qué ahora olvidarse de este pobre viejo que sólo quiere estar con ellos? Esos eran los pensamientos que cruzaban por la cabeza de Oscar, cuando de pronto llegó a interrumpir María su enfermera, la única que se encontraba con él en aquella enorme casa, ella era la única que se hacía cargo de él, a la única que según Oscar le importaba; entró con las pastillas del Sr. Oscar en un recipiente, con un vaso de agua en la otra mano y le dijo: Aqui están sus pastillas Sr. Oscar, ya sabe que tiene que tomarselas todas, para que pueda permanecer muchos años más con sus hijos,
Oscar voltea y con lágrimas en los ojos le dice: Mis hijos... Ojalá y se acordaran algún día de mi, se siente tan feo sentir que estás sólo en este mundo, sin tener a nadie que le importes.
María voltea y sonriente le dice: No se preocupe Oscar ya verá que algún día no muy lejano, ellos vendrán a visitarlo, ahora le llamé a una enfermera para que cuide de usted, lamento tener que decirle esto, pero yo ya estoy vieja y cansada, no creo poder seguir aguantando tantas horas trabajando. Fue entonces cuando Oscar comenzó a llorar, sentir ese vacío en su pecho, al pensar que la única persona que él pensaba que nunca le iba a fallar, lo iba hacer; lamentablemente ni con todas las lágrimas que derramó, pudo hacer que María se quedara, ella ya había tomado una desición y por mucho que le doliera no la cambiaría. Prometo buscarle a una enfermera que lo trate muy bien y ya verá que con el tiempo se va a acostumbrar como lo hizo conmigo, fueron las últimas palabras que dijo María antes de salir de la habitación de Oscar. Se quedó ahí sólo en medio de la penumbra de su habitación, sentado en aquella vieja silla en que solía sentarse su esposa, voltiando a la ventana y llorando al ver como iban saliendo los niños de la escuela y acordarse de sus hijos.
Sólo fue en cuestión de días para que la nueva enfermera comenzará a cuidar de Oscar, a él no le gustaba como lo trataba, una señora alta, delgada, cabello corto, y un carácter que no lo podías aguantar, siempre se desesperaba por todo, y comenzaba a gritarle al pobre Sr. Oscar, a él no le agradaba para nada la idea de que María ya no lo estuviera cuidando, para él María era como su hermana, alguien que estaba ahí para ayudarlo y animarlo siempre, decirle las cosas positivas de todo, y hacerlo sonreír en lugar de hacerlo sentir triste, miserable, inútil, como lo hacía sentir aquella Señora mala y amargada, llamada Carmen, que no sonreía para nada, y hacía sentir pésimo a Oscar.
Así pasaron años, Oscar viviendo triste y sólo, y la enfermera Carmen cuidando de él. Hasta que un día alguien llamó a la puerta, Carmen le estaba dando de comer a Oscar, que ya no se veía igual que antes, ahora estaba más viejo y cansado. Entró una muchacha bajita, rubia y con los ojos color miel, Oscar pronto la reconoció y gritó !Sofia¡ Ella entró y le dió un enorme abrazo, la enfermera no sabía que era lo que estaba pasando, luego Oscar le explicó que ella era hija de María, a quien no había visto desde hace mucho tiempo. Sofia llevó a Oscar a su habitación, dijo que quería hablar con él a solas, y la enfermera no protestó. Entraron a la habitación y ambos se pusieron a platicar, Oscar estaba sonriente de verla y platicar con ella, hasta que Sofia le dijo: Vine a decirte algo muy importante que creo que debes saber, y sobre todo que mi madre me dijo que te dijera. Oscar asustado la voltea a ver y le dice: ¿Qué a pasado? cuentame por favor, entonces ella comienza: Mi madre murió hace unos meses, tenía cancér etapa terminal, no lo supo hasta hace algunos años, ella decidió no decirnos nada para no asustarnos, pero con el tiempo los síntomas se empezaron a manifestar, de mis hermanos yo fui la única que lo supo desde el principio, y ella me platicó algo que me pidió que le dijera a usted antes de fallecer, y es que hace 5 años ocurrió un feo accidente, al parecer un avión perdió el control y calló en una fabrica, como era de esperarse todos los pasajeros salieron lastimados, en ese avión iban sus hijos que venían a visitarlo, Juan el menor, murió al instante, junto con Silvia y Carolina, Jesús murió en el hospital, perdió mucha sangre y no pudieron hacer nada, Sr. Oscar lo lamento mucho la verdad y no fue culpa de mi madre ocultarselo tanto tiempo, pero era por su bien, y para que no perdiera la poca felicidad que tenía.
Oscar bañado en lágrimas, le grita con desesperación: ¿Y mi hijo Mario? ¿Qué a pasado con él? ¿Por qué no lo mensionaste? ¿Qué pasó? ¡Dime!. Ella continua y le dice, él esta vivo despues del accidente lo llevaron al hospital y pudieron salvarlo, lamentablemente quedó en estado de coma y a durado así durante mucho tiempo, esperando haber si algún día despierta. Oscar comienza a gritar y llorar, sin saber que hacer, a donde ir, no tenía a nadie sólo a su hijo, pero él estaba en coma, necesitaba el apoyo de alguien, no sentir ese vacío, sentir que alguien lo quería. Después de esto Oscar no supo más de si, había perdido la conciencia. Cuando despierta se da cuenta de que se encuentra en un hospital, con muchos aparatos conectados a todo su cuerpo, despertó y desesperado trató de levantarse de esa cama, y desconectarse aquellos horribles aparatos, que según él todo lo que hacían eran estorbarle, comenzó a quitar uno por uno, cuando de pronto llegó la enfermera, luchó contra ella, para que lo dejara salir de ahí e ir a buscar a su hijo Mario, gritó y golpeo fuertemente a la enfermera, en un intento fallido de escapar, la enfermera corrió tras de él y le inyectó un sedante, entonces Oscar calló, sin poder hacer nada para evitarlo. Pasaron días y el Sr. Oscar seguía hospitalizado, siempre con lágrimas en los ojos, sin sonreir ni siquiera un poco, seguía pensando en su hijo Mario, aquel que no había visto desde hace mucho tiempo, pensar el solo hecho de que estaba en coma, sin poder levantarse, sin saber mas de si, lo hacía ponerse a llorar.
Un día alguien tocó a la puerta, Oscar estaba extrañado, ya que no tenía quien lo visitara, entra un hombre, muy bien vestido, con flores en la mano , y que parecía que estaba llorando, Oscar lo mira curioso de saber quien es, ya que al parecer no recordaba de quien se podía tratar. Entra aquel hombre misterioso, y le dice: Hola, ¿Cómo te encuentras? Ya veo que esta cama te esta sacando más canas, mi viejo...