Capitulo 18

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Con cierto esfuerzo, Harry consiguió introducir a bordo del Cessna una pequeña nevera sin que sus padres lo notaran. Dentro, estaban las margaritas que había comprado en Flagstaff y hielo del hotel para mantenerlas frescas. El hielo nunca había sido para él una sustancia erótica, pero desde que Pamela había mencionado frotarlo contra ciertas partes de su anatomía, ahora no podía mirar una cubitera sin excitarse. Y ahora, por fin, estaba pilotando la avioneta de vuelta a Copperville con sus padres. Su cita con Pamela sería dentro de pocas horas y, aun así, demasiadas para sus nervios. No se había atrevido a llamarla de nuevo considerando el estado en que lo había dejado la otra vez, pero no se la había quitado de la cabeza ni un instante.

Cuando llegaron a casa, Harry y su padre descargaron las maletas mientras su madre entraba para escuchar los mensajes. Cuando Harry entró en la cocina escuchó la voz de Pamela.

-Este mensaje es para Harry -dijo con la voz de la Pamela de siempre-. Harry, no te molestes en cenar antes de venir a verme. Yo haré la cena. Algo simple, de picar probablemente. Ah, no te molestes por el hielo. Tengo un montón. Puede que esté en el jardín trasero o algo así cuando llegues, así que pasa directamente.

A Harry casi se le cayeron las maletas que llevaba en la mano. Su madre se dio la vuelta para mirarlo con una sonrisa.

-¿Has quedado con Pamela esta noche?-

-Sí -intentó sonar normal, pero era difícil mientras pensaba en Pamela dándole de comer algún manjar exótico con los dedos vestida con una sensual lencería. Y aquella sutil referencia al hielo y el hecho de que quisiera que entrara directamente. Apostaría un millón de dólares a que sabía dónde la encontraría y no era precisamente en el jardín trasero-. Prometí pasarme a contarle cómo había ido el viaje-

Norah lo miró con gesto especulativo.

-Te da pena que se vaya del pueblo, ¿verdad?-

-La verdad es que no. Estoy contento por ella. Es lo que siempre ha querido-

-Ya lo sé y todos estamos contentos por ella, pero tú estás nervioso. Te lo noto en la cara. Tienes el color subido. Creo que estás disgustado por que se vaya y te deje aquí-

-Desde luego que no - Harry posó las maletas y agarró a su madre por los hombros-. Tienes una imaginación calenturienta, mamá -entonces, le dio un beso en la mejilla y notó el cansancio alrededor de sus ojos. Tres días sin parar eran mucho para sus padres, que tenían ya casi setenta años-. Creo que iré a revisar el tanque de comida por el que estaba preocupado papá-

-¿No iba a hacerlo él?-

-Sí, pero, ¿por qué no se toman los dos la tarde libre? Ya han trabajado mucho en este viaje. Relájense el resto del día-

Su madre asintió.

-Veré si consigo convencerlo. Creo que está más agotado de lo que quiere admitir - miró a Harry con gratitud-. Gracias, hijo. No sé lo que hubiéramos hecho sin ti-

-No te preocupes- Harry sonrió y se dirigió a la puerta. Al salir se cruzó con su padre-. Intenta convencer a mamá de que descanse el resto de la tarde, ¿de acuerdo? Está agotada-

-Tengo que examinar el tanque de pienso-

-Lo haré yo. No tiene sentido que vayamos los dos con este calor-

Su padre le pasó la mano por el hombro.

-Gracias, hijo. Si no vigilo a tu madre, no parará hasta que caiga rendida-

-Eso mismo pienso yo-

Harry se fue a los corrales con sensación de alivio. Trabajar solo era lo que necesitaba para poder pasar las siguientes horas. 

Proyecto de Verano (Harry Styles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora