Capitulo IV

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Baje las escaleras perdida en mi mente, aun de la mano de mi hermano.

-¡Sirius! – exclamo Harry al llegar al pie de la escalera, soltó mi agarre y se apresuro a abrazar a nuestro padrino.

-Harry. – lo saludo Sirius con una sonrisa, yo también sonreí. Me gustaba ver a Harry tan feliz. Cuando se separaron Harry se hizo a un costado y Canuto miro en mi dirección.

-Padrino. – lo salude sonriente.

-No te quedes ahí parada preciosa, ven a abrazarme.

Ambos caminamos y nos encontramos a la mitad de la distancia. Su abrazo siempre sería capaz de llenar un corazón vacío y darle esperanza a un alma perdida. Olía a madera y acondicionador de cabello.

-Tanto tiempo. – dijo al separarnos. – Siempre logras hacerme acuerdo de una chica que conocí cuando tenía tu edad.

-¿Mama? – dijo Harry riendo.

-No. – dijo el – Tu y tu mama son muy parecidas, claro. – me miró. – Pero hablo de otra chica, fue muy breve el tiempo que paso en mi vida, pero sin duda dejo una marca distinta. Cuando te veo a ti es como si la viera a ella, pero... no – negó con la cabeza riendo. – Es imposible. – susurró pasando sus dedos por su cabello de forma nerviosa y nos encamino al comedor.

Mire a Harry confundida. Encogió los hombros. – No tengo ni idea de que esta hablando. – Me dijo.

-Yo me hago una idea. – Lupin irrumpió a la conversación mientras pasaba con platos en sus manos, observándome.

Una serie de pesados cuchillos cortaba la carne y las verduras por su propia voluntad, supervisados por el Sr. Weasley, mientras la Sra. Weasley revolvía una caldera que pendía sobre el fuego y los demás sacaban platos, más copas y alimento de la despensa. Había gente desconocida para mi, pero las pocas caras conocidas que había ya me hacían sentir como en casa.

Observe la sonrisa de Harry con dulzura mientras se ponía a ayudar con la cena y la Señora Weasly lo mandaba a sentar.

Imagine como seria si nuestros padres estuvieran aquí. A mama cocinando, intentando ayudar a Molly a mantener en control a los gemelos. Y papa, conversando con Sirius a los pies de una chimenea prendida con una cerveza de mantequilla en la mano.

- Tengo hambre. –dice Ron haciéndose espacio para pasar, dejando de mirar la reunión familiar. Sonrío de lado por el comportamiento de Ron, siempre pensando en comida. No tenía remedio y bueno; yo tampoco, moría de hambre.

Todos nos sentamos en la mesa que, en realidad eran la suma de 5 mesas largas y finas. En ningún momento la habitación estuvo en silencio y la comida, ¡podría ser incluso comparada con la de Hogwarts! Ron no paraba de comer y de mirar con odio al gato de Hermione. Agarré un periódico que había en la esquina de la mesa y lo estiré.

Sentí la mirada de Sirius sobre mí por unos minutos. Cuando levante la mirada el me veía con aire pensativo, analizándome.

- ¿Qué sucede? – pregunté confundida. Se estaba comportando muy extraño.

-Nada, es que sigo teniendo este Deja vu... ¡Harry! – busco cambiar de tema. Rasque mi nuca de forma incomoda. Una parte de mi sentía que debía saber de qué hablaba. – Siéntate. ¿Has tenido un buen verano hasta ahora?

Pero la verdad era que me sentia de la misma forma al mirarlo.

-No, ha sido apestoso- dijo Harry sentándose. Por primera vez, algo así como una sonrisa burlona se asomó en la cara de Sirius.

-No se de que te quejas.

-¿Qué? - preguntó Harry con incredulidad.

- Personalmente, yo habría dado la bienvenida a un ataque de los Dementores. Una lucha mortal por mi alma habría roto la monotonía agradablemente. Piensas que lo has pasado mal, pero al menos has sido capaz de sentir adrenalina y cosas así, estirar tus piernas, entrar en unas cuantas peleas... Yo he estado encerrado durante un mes.

Brave /Draco Malfoy/ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora