Decisión

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Tiffany

-Seguro quería decirte algo importante, ¿por que no la escuchas?.- había pasado una hora desde que Mandy había venido a mi casa y tenía a mi queridísimo hermano taladrandome la cabeza desde entonces. (Está él porque cuando vino Matt le lancé mi bota, así que no quedaba otra que aguantar a Dyl)

Rodé los ojos y dejé mi celular en mi mesa de luz para poder mirarlo.

-Escucha.- suspiré y giré mi silla un poco.- Tu no sabes si es cierto lo que nos dijo. Ella nunca fue buena con nosotros, no se que te sucede.- dije calmada.

A veces me sorprendo de mis cambios de humor, pero debe ser porque estoy en mis días, suele pasar.

Dylan me miró un segundo y caminó hacia mi. Cuando estuvo al frente mío se arrodillo un poco.

-Quizá deberías hablar con ella. Por favor. Sólo inténtalo.- frunci el seño.- Hazlo y luego decides si creerle o no.- me dio una sonrisa ladeada y se paró sin mirarme, para luego caminar y desaparecer por la puerta.

Me quedé un rato largo sentada esperando que mi cerebro me de una respuesta coherente para todo esto.

Me levanté de la silla y caminé hacia la puerta, no sin antes tomar mi teléfono. Bajé las escaleras rápidamente y fui directo a la cocina.

Mary no estaba, había dejado una nota diciendo que se había ido a hacer las compras, por lo tanto me hice yo misma mi preciado licuado de banana.

Lo tomé rápidamente y envie un mensaje a Tay.

De: Tiffany

Para: Tayyyyyyy❤

Hey hey hey, necesito que vengas por mi, tengo cosas que hacer y mi auto está aún en el taller, ¿puedes?

Dejé mi celular sobre la mesa y fui rápidamente a mi habitación. Opté por ponerme lo primero que vi

Bajé rápidamente las escaleras y fui a la cocina a buscar mi celular

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Bajé rápidamente las escaleras y fui a la cocina a buscar mi celular. Lo desbloquee y tenía un mensaje.

De: Tayyyyy ❤

Para: Tiffany

Estoy yendo baby girl

Sonreí y en eso escucho la bocina de un auto. Agarré mis llaves y caminé fuera de la cocina.

Fui hacia la puerta de entrada y la abrí, encontrandome con Dylan y Taylor hablando animadamente.

Tay me sonríe y yo le devuelvo la sonrisa. Dylan gira y me mira sonriente.

-Sabía que me harías caso.- rodé los ojos y le di un golpe en la nuca.

-Espero no arrepentirme.- le dije dando un suspiro.

Fui hacia Tay y le di un pequeño abrazo.

-¿Vamos?.-Me dijo sonriente. Asenti no muy convencida y caminamos hacia su auto mientras Dylan entraba a la casa.

(...)

-Quizá no es tan mala como se ve, Tif. Escuchala. Además, ha estado distinta estos días.- estábamos llegando a la casa de Mandy.

-Si, lo se. Sólo que no me fío mucho de ella.- hice una mueca y en un abrir y cerrar de ojos ya estábamos aparcando en su casa.

Suspiré y miré a Taylor. Me dio una sonrisa reconfortante y se la devolví.

Bajé de su auto y me fui acercando lentamente hacia la puerta de la mansión.

Cuando estuve parada ya frente a la puerta, di media vuelta para observar a Taylor, pero vi que su auto se alejaba.

-¡Adiós preciosa! ¡Mándame un mensaje cuando termines!.- y aceleró.

-¡Eres un maldito idiota Taylor Gabriel!.-grité. Pero era obvio que no me oía.

Suspiré y respire ondo para lo que estaba a punto de hacer.

-¿Por que tanto griteri..? Ah, Tiffany.-escuché a mis espaldas.

Me giré lentamente y pude observar a Mandy con un lindo pijama de unicornio. Reprimi una risa y ella sonrió.

-Se que te ibas a burlar de mi pijama.-dijo y negué.

-Tengo uno igual.-dije y ambas reímos.

Esto es raro.

Nunca había reído por algo con Mandy, y tampoco me había sentido cómoda teniendo una conversación con ella.

-Ven, puedes pasar.- dijo y se movió un poco.

Entre despacio a su casa. Era linda, un poco más pequeña que la mía.

-Puedes sentarte en el sillón blanco, iré por algo para tomar... ¿que quieres?.-Me miró dudosa antes de entrar a la cocina.

-Hum... ¿chocolatada?.-sonrió y asintió.

La vi desaparecer por la puerta y me di cuenta de que no me sentía nerviosa y ni siquiera irritada por lo que había dicho en mi casa, me sentía bastante cómoda en realidad. Quizá hice bien en venir a escucharla. Después de todo, todos se merecen que los escuchemos.

Dejé mis pensamientos de lado cuando vi que Mandy venía con una bandeja en sus manos.

-Lo siento, tardé un poco porque la cocinera está fuera de la ciudad. Te gusta la torta de coco ¿verdad?.-Me pregunto dudosa.

-¿Que si me gusta? ¡Es mi favorita!.- dije alegre, ella sonrío.

-Mejor, es mi especialidad y traje un poco.- me sonrió y dejó la bandeja en la mesa de centro.

Se sentó en uno de los sillones individuales y me miró un poco preocupada.

-Debes odiarme por todo esto.-bajo un poco la cabeza.- Pero quiero que sepas que yo no tuve nada que ver...osea, si pero...no era yo...me refiero a que era yo pero no lo hice porque yo quería...-se veía nerviosa y yo reí un poco

-Tranquila, vine en son de paz.-dije haciendo una seña con los dos dedos.- Respira y cuéntame todo lo que quieras, quizá pueda entenderte.

Agarré mi vaso de chocolatada y tomé un sorbo.

-Bien... todo empezó cuando...

Los Amigos No Se BesanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora