Capitulo 4

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La semana paso rápida, ajetreada y también llena de preocupaciones, nada fuera de lo normal y que Sesshomaru Taisho no pudiera solucionar, su amplia experiencia y olfato para los negocios lo habían elevado hasta lo más alto, convirtiéndolo en uno de los hombres más poderoso de Tokio.

Su presencia transmitía astucia, poder, miedo. Desarrollo una gran capacidad para convencer a las personas, este era uno más de sus trucos, para obtener lo que quería, además de su inteligencia y atractivo. Se desenvolvía con facilidad en cualquier ámbito, pero no era devoto de las amistades, pocas personas contaban con ese privilegio.

No estaba dispuesto a relacionarse con gente, que no merecía la pena, que no eran dignos de su amistad, por eso era muy meticuloso a la hora de hacerlo.

Miroku era su abogado y lo más cercano a un amigo que tenía, podía ser muy parlanchín y bromista cuando quería, cosa que le disgustaba algunas veces, pero fue su excelente profesionalidad y sobre todo lealtad, lo que hizo que pusiera toda su confianza en él, a Miroku le tomo años llegar a ser su confidente. El muchacho se lo merecía, era quien soportaba su mal humor.

Per había alguien más que también consideraba digna de su amistad, y esa era Sango, la novia de su abogado, esa joven se ganó su respeto a pesar de todo, porque le fue muy difícil acercarse. Era la única mujer capaz de hacerle frente, de decirle las cosas en la cara y desafiarlo.

Sango tenía la misma suerte que Miroku, era una excelente trabajadora, responsable y encontraba solución a cada cosa que él le pedía, como ahora que estaban discutiendo sobre una junta muy importante, que tendría en la mañana.

-"Te envié los papeles por correo, revísalos"-el sonido del ordenador, se escuchó de fondo-"Miroku llegara en la mañana con lo demás"- se percibió la vos de otra mujer. -"Enseguida voy Aome"- Sangro respondió, con notable entusiasmo.

-"¿Quién es?"- indago seco.

-"Tu nueva secretaria, te agradara es muy buena"- respondió.

-"Espero y sea productiva"

-"Vamos Sesshomaru, no seas desconfiado ¿Cuándo te he fallado?"

-"Sí claro, cómo la anterior"- denoto el sarcasmo en cada letra.

Sango bufo, con indignación-"Yuka era muy buena secretaria, pero no fue capaz de resistir tu mal genio"- replico con evidente enfado.

-"Era una inútil"

-"Lo veras cuando regreses"- murmuro divertida, Sesshomaru podía imaginarse su sonrisa.-"No seas tan amargado"- y ella colgó antes de que el pudiera responderle como se lo merecía.

Ya tenía nueva secretaria, un problema menos por el cual preocuparse. Esperaba que esa mujer no le trajera dolores de cabeza, y solo se dedicara a cumplir con sus órdenes de forma inmediata, porque de lo contrario terminaría por despedirla.

No tenía tiempo para perderlo y menos con secretarias.

El sonido de alguien entrando por la puerta llamo su atención pero ni si quiera volteo, ya se imaginaba quien era.

Kagura dejo hacer varios paquetes de compras sobre el sofá, mientras sonreía abiertamente, estaba más que feliz y satisfecha por todo lo que había comprado. Dejo cientos de millones en tiendas.

Sesshomaru no se inmuto, sabía perfectamente que tipo de mujer era, aun así seguía el juego, y hacia oídos sordo a las opiniones de los demás, sobre todo a la de su padre. Admitía que en parte lo hacía por no darle el gusto, a pesar de que este tuviera razón con ella, por otro lado, Kagura era, tal vez, una de las pocas mujeres que podía saciar casi por completo su deseo.

Antes de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora