"AMOLAD es propiedad de The Snipster"
Una gota de sudor corría por la frente del moreno, con ambas manos sosteniendo el peso de su cuerpo y con aquella esbelta figura debajo de él, pudo percibir la mirada de zozobra del joven de ojos ámbar, quería reír a carcajadas de su suerte, maldijo internamente tener que retroceder y dejar el cuerpo libre de aquel hombre, que ya no podía ser su amante esa noche.
Des observo al hombre ponerse de pie y lanzar un juramento, mientras se despeinaba el alborotado cabello negro, los ojos verdes lo miraban y luego lo esquivaban, sabía que al decirle su nombre lo identificaría inmediatamente como el dueño de las cafeterías Ardent, le sorprendía que el joven no lo reconociera de inmediato en aquel bar, supongo que fue una grata coincidencia. Pero ahora lo veía asustado y sobre todo enojado con él.
— Vaya...los hombres del bar siempre presumen de sus conquistas, algunos dicen que se han llevado a casa mujeres ricas de Long Island— la voz de Spindler era de ironía pura, Des se sentó en la cama y comenzó a acomodar su cabello, al parecer el joven de ojos oliva estaba enfadado, su tono era mordaz. — y mira, yo casi follo con un millonario.
— No entiendo tu enojo, me sorprende que no supieras quien era, desde que me viste entrar a ese bar — murmuro Des, mientras se acomodaba con ímpetu la corbata, el jugueteo había terminado, solo quería largarse de ese apartamento, por alguna razón se sentía humillado.
— No tiendo a ver revistas de sociales, pero tampoco soy tan estúpido para no saber quién eres, solo me basto escuchar tu nombre, eres como el Bill Gates del café — se burló con sorna Leo.
Des quería huir de ahí en definitiva, esperaba una señal divina que le permitiera salir airoso de aquella situación. Como si el destino le ayudara su iphone comenzó a sonar; Sacándolo frente a Leo observo que la llamada era de su asistente, temiendo algo malo murmuro un "lo siento" y se puso de pie de inmediato, escudándose con él teléfono que le permitió huir de aquel cuarto, a paso apresurado llegó al sillón Magenta y contesto la llamada.
— Jefe, estaba preocupada, su chofer me llamó diciendo que usted se quedó en la zona de bares de Long Island ¿Esta bien? — la suave voz de su asistente le regalo algo de tranquilada a Des, a hurtadillas, Leo espiaba la conversación de aquel hombre, no entendía al sujeto, que hacia un millonario en su departamento, más bien, que hacia un hombre como él en ese bar, acaso quería presumir con la gente de su alcurnia que fue lo suficientemente rudo para entrar en un lugar así.*
— Perdona Lourdes, estoy bien, tomare un taxi rumbo a mi hogar— contesto Des, Leo arqueo una ceja al escuchar el nombre de la chica.
— Ya mande a un chofer diferente, tuve que rastrear su celular— lo regaño Lourdes — Jefe pero... ¿Por qué esta en esa zona?
— Nos vemos mañana a las ocho — colgó Des molesto, odiaba que su asistente se preocupara como una madre, aunque sabía que era su única amistad sincera en ese medio, y era triste que fuera su empleada y le pagara un cuantioso sueldo.
— ¿Problemas con la novia? — murmuro Leo, quien tenía en la mano derecha la botella de whiskey, Des negó con la cabeza.
— Gracias por la ayuda en el bar — Des se sentía mareado y sobre todo humillado, la sonrisa sardónica del moreno no ayudaba. Este le dio la espalda, con lo cual Des pudo echar un último vistazo a la anatomía formidable de Spindler, sacudiendo de nuevo la cabeza para despabilarse, guardó su celular y se marchó de aquel departamento.
Leo miraba el lavado sucio de su cocina, observaba la gota de agua caer incesante, como si esa visión fuera más emocionante que aquel hombre que azotaba la puerta al salir, una vez que se encontró solo, estrello la botella en aquel sucio lavado y lanzó algunos vasos de plástico de pura furia, el problema entre sus piernas había bajado después de escuchar aquel horrible apellido.
Suspiro al ver el desastre que su impulso de furia causó, maldiciendo a todo el infierno se fue a dormir, arrastrando los pies en la alfombra llena de migajas miró sobre la cama el costoso Rolex, probablemente se había caído de la mano de su amorío de esa noche, lanzo un bufido y lo sostuvo con asco, poniéndolo sobre un buró donde se encontraban ciertas pertenencias personales, sobre aquel mueble de caoba pulida una foto de un anciano sonriente cargando a un niño pequeño lo observaba.
Leo volteo la foto y se lanzó sobre la cama, sin quitarse siquiera los zapatos, dejaría que el sopor del alcohol y aquel aroma de colonia cara inundaran sus sentidos esa noche.
Mientras tanto Des subía a la parte trasera de un Volvo negro, al abrir la puerta se sorprendió al encontrar a su asistente, iba con su cabello platinado peinado en un moño elegante y un par de gafas oscuras cubriendo posiblemente su falta de maquillaje, ella le tendió una botella de agua.
— Supongo que bebió— comento con simpleza, Des tomo con vacilación la botella y se sentó a lado de ella, era graciosa la diferencia abismal de altura entre ambos, Lourdes era de tez oscura y facciones delicadas, con un cuerpo menudo, pero en aquel diminuto ser, se escondía una mujer de carácter fuerte, capaz de no importarle regañar a quien sea, era como una hermana para él, además de su mano derecha.
— Lamento colgarte — se disculpó Aeva, mientras abría la botella y le daba un enorme sorbo, Lourdes observo el mordisco en su cuello y se llevó la mano a la boca sorprendida.
— Señor Aeva, cuando le dije que se divirtiera, no pensé que fuera a ese tipo de lugares, el Tr3s es uno de los bares más peligroso de la zona, pudieron asaltarlo o incluso secuestrarlo — la voz dulce pero insistente de Lou le taladraba los oídos, el prefirió escudarse en beber aquel líquido y aliviar la sensación de derrota. Ella ordenó al chofer llevarlos a la dirección de la mansión de su jefe.
— Son las tres de la madrugada, tiene junta a las ocho con Vania — le recordó Lou, Des se llevó la mano al rostro con pesar, recordaba la junta, olvidaba que era con esa arpía.
— Esa mujer, si no tuviera la mejor compañía de modelos de Estados Unidos la hubiera mandado a freír espárragos — murmuro Des recargando su cabeza en el suave asiento del auto, sintiendo el vaivén que producía el movimiento del vehículo.
— El único esparrago que quiere freír, eres tú — se burló su asistente, él le dio la razón, la mujer lo odiaba por que la había rechazado, Vania Vega no era una mujer que aceptara un no por respuesta.
Ya tendría tiempo de ordenar las ideas que pasaban por su mente, por ahora solo esperaba no estar con resaca para su reunión de mañana.
Las horas pasaron y un halo de luz se colaba por la ventana de la habitación de Spindler, dándole de lleno en la cara, sentía la boca pastosa y un pequeño dolor de cabeza que tendría que curar con una cerveza*, el sonido de la puerta siendo azotada lo hizo erguirse de inmediato, se puso de pie, después de percatarse que estuviera decente, abrió el portón
Una joven de cabellos cortos y un mechón verde lo observaba con superioridad desde afuera, dándole una mirada que amedrantaría a cualquiera.
— Hermano, otra vez embriagándote — lo regaño la chica, dando un paso al frente con la mirada fija en él, retrocediendo Leo la dejo pasar.
— Maia, ¿Por qué estás aquí? — pregunto con el dolor de cabeza atormentándolo, su hermana menor era un dolor de trasero, probablemente su madre la mando a vigilarlo.
— Vine a ver que comieras adecuadamente, que vivas a media hora de aquí no evitara que te visite— dijo recogiendo la ropa que hallaba tirada, con rostro de sumo asco — Si sale una rata, juro que traeré a salubridad, ¡Esto es una pocilga!
— Pero es mí pocilga — aclaro el moreno, tirándose en el sofá magenta, la chica lo miro enojada, él solo la ignoro cerrando los ojos.
— ¡Que maldito asco!— grito la chica— ¡¿Por qué tienes tantos preservativos en la cocina!¨?
Leo se cubrió la cara con ambas manos, definitivamente tener que explicar eso sería peor que los síntomas que cargaba.
N.A. No estaba muerta, andaba salvando el semestre, pero bueno, aquí tienen más del bebé cliché, así que poco a poco iremos viendo este drama nuevo :D.
*Me reí feo con esa comparación de Leo, me imagine a Des tipo cuando bob esponja lo querían mandar a la choza de los pequeñines.
*Un amigo ebrio me dijo que la cruda con alcohol se curaba con una cerveza helada(¿ni idea si funcione?)
Saludos.
ESTÁS LEYENDO
Miradas (AMOLAD)
FanfictionLa vida de Des Aeva como millonario era vacía, hasta que Leo Spindler un Bad boy le cautiva el corazón, sin embargo la muerte del abuelo Davi, y las intrigas de Tomás, se interpondrán en su romance. Portada de Amapola Cosas Locas.