Aquella alegre mañana...

4 0 0
                                    

Era una hermosa mañana, mi hermosa esposa Catherine preparaba el desayuno en la cocina de nuestra nueva casa de campo, eran vacaciones de verano, el sol era más brillante que de costumbre, había una hermosa brisa que no expresaba frío o calor.
Las mejillas de mi amada esposa eran de un tenue color rosa, no la podía ver ya que estaba de espaldas, pero era así. Podía notar la felicidad en sus suaves y delicados movimientos, podía sentir lo tranquila que estaba cocinando. Estaba justo detrás de ella, vestido sólo con el pijama de anoche, los niños seguro jugaban afuera, por lo que me acerque a ella sigilosamente y le abrace por detrás pasando ambas manos por su cintura hasta llegar a su vientre.

— Buenos días cariño — la escuché saludarme mientras besaba su cabeza con todo mi amor.
— Buenos días linda, ¿Que hay para desayunar hoy? — pregunté sonriente.
— Prepare tu favorito, huevos revueltos, tocino y café caliente cariño — sin dudas era la mujer de mis sueños.
La ví dejar el plato allí, frente a mi, pero hubo algo que me disgusto.

En el plato una pequeña mancha se veía en un borde, ¿Como podía siquiera mostrarme un plato así de sucio?
— ¿Que es esto? — le pregunté señalando la mancha, a lo que ella tomó un trapo rápidamente y lo limpio. Suspire pesado tranquilizando mi enojo, reprimiendolo por que había aceptado su error y lo había arreglado.
— Gracias — dije secamente y comencé a comer de forma ordenada.
Si había algo que odiaba era el desorden.

El día había pasado normal, todo perfecto para la primera semana de vacaciones.
Solía trabajar hasta tarde como orador motivacional, motivaba a las personas a ser perfectas, a ser como yo y mi familia. Enseñando cómo mantener una casa.
Claro que eso consumía tiempo, dinero y esfuerzo, pero no había mayor agradecimiento que mi esposa esperando con un plato de comida en la mesa limpia y ordenada, sin mancha alguna en esta.
Aunque estas vacaciones habían sido diferentes, desde la llegada la comida de mi amada Catherine hacía mal a mi estómago cuando su deliciosa comida siempre había sido perfecta para mi, pero quizá era un simple malestar estomacal normal por la comida chatarra que ingería a diario en los diferentes lugares que visitaba.

Aquella noche de alguna forma había sido diferente. La comida estaba servida, mis hijos estaban sentados a mi lado y yo daba las gracias por los alimentos de hoy, pero un dolor comenzó a sentirse en mi estómago, decidí tomarlo como un simple malestar estomacal y apenas termine de dar las gracias me senté, pero no fue algo normal. Decidí dejarme caer en la silla como si mis fuerzas se hubiesen ido, pero con una gran sonrisa.

— ¿Sucede algo querido? — escuchar preguntar a mi amada esposa de ojos verdosos y cabellos castaños.
— Nada cariño, un simple malestar estomacal — respondí sonriente y casi de inmediato sentí como terminaba dormido.

No sabía que sucedía, si era bueno o malo, sólo sabía que el desastre en la mesa había sido espantoso después de haber golpeado el rostro contra esta...

¿Que sucede?”

Me pregunte en medio de aquel sueño -si es que era un sueño- en el que estaba amarrado a una silla boca abajo que estaba amarrada patas arriba al techo, ¿Como demonios estaba sujeto a una silla así? Pero joder, que el sótano estaba espantosamente sucio, había polvo, basura, un lugar detestable.

Quería gritar, pero me era imposible, y de la nada escuché pasos bajar por unas escaleras viejas que rechinaban con cada paso, y ahí ví a mi hermosa esposa con una sierra para cortar madera, ese tipo de sierra con dientes sin afilar, con la que cortar un tranco sería imposible.

Aún recuerdo ver y sentir como aquel instrumento para cortar madera pasaba por mis manos hasta llegar a mis codos quitándome la oportunidad de escapar, un ferviente dolor se apoderó de mí, sentí una corriente eléctrica recorrer mi espalda, ví mi sangre bajas hasta mojar mi cabello y ropa, ¡Estaba manchando el suelo! Más le valía limpiar eso.

— Limpiaremos después — escuché un susurro en mi oído que me tranquilizó, si había algo que me calmaba era la limpieza.

Aún recuerdo ver sus delgadas manos pasar por las partes que cortaba manchando un hermoso vestido azul claro entallado a su pequeño y femenino cuerpo. Su mirada vacía demostraba un profundo sentimiento hacia mi, era algo ferviente, pero no sabía cómo describirlo. Podia sentir como esa mirada calaba mis huesos, la sangre no importaba ya en ese momento, no importaba sentir que cortaba uno a uno los dedos de mis manos y pies, simplemente estaba hipnotizado, ¿Cómo una pequeña y joven mujer hermosa podía hacer tal acto?
Sin dudas fenomenal.

Y hoy recuerdo esa mirada al cortar mi cuello asegurándose de que no podría vivir, ¿Y como vivir sin aquella mirada llena de odio y amor? ¿Cómo vivir sin aquello que había experimentado una vez? ¿Como vivir sin aquella sensación terrorífica y gratificante?

Para un esposo no hay mayor placer que dar placer a su amada. Y sentía que lo había hecho, aún cuando veía como daba testimonio sobre cómo un oso me había llevado dentro del bosque, aún cuando escuchaba sus planes de vender la hermosa cabaña de dos pisos, sótano sellado y hermosa cocina... Aún cuando descubrí que no era el primero en terminar así junto a mis pequeños hijos, aún cuando supe más nunca deje de sentirme satisfecho por esa mirada vacía y al mismo tiempo llena de algo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 14, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El oscuro silencio y sus secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora