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En realidad, nadie puede salvarnos. Nadie puede salvarnos de nosotros mismos. Al quedarnos dormidos al pie de la montaña, el lobo aprovecha la oportunidad para descender. Nos gustaría que alguien nos despertara o lo hiciera desaparecer. Sin embargo, cuando advertimos que la fiera se encuentra verdaderamente en nuestro interior, ya no podemos escapar. Las personas que nos aman no pueden matarla, porque ella forma parte de nosotros y no podrían dispararle a nuestro rostro.
~Cartas de amor a los muertos~

"«Si tú me recuerdas, entonces me da igual que el resto me olvide»".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora