Capítulo 1

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Como una bofetada la luz entró por la ventana y me golpeó en la cara. intentando evitarla le di la espalda pero el despertador sonó indicando que era la vuelta a la rutina,   a todo lo que odiaba y me consumía, la vuelta a clase.
Aun que todo era igual había pequeños matices, que importan mucho, que no.  Como que empezaba en un instituto nuevo, en donde no conocía a nadie.
Hice de tripas corazón y me levanté para prepararme, una vez listo me dirigí a la cocina para desayunar y allí me esperaba mi madre sonriente con el desayuno preparado encima de la mesa.
-Buenos días cariño - se acercó a darme un beso. -¿Nervioso por tu primer día?
-buenos días mamá - me senté - ¿se supone que no debo estarlo? 
-Marcos, verás como no es para tanto y harás amigos enseguida. Todo irá bien - Me sonreía.
Positiva como ella sola mi madre siempre pensaba que nada podía ir mal si tu ibas mentalizado en que iba a salir bien, una ridiculez. Aunque quizás por eso tenia el puesto de trabajo de jefa, tan bien pagado y que le consumía todo su tiempo.
Ya desayunado me despedí de mi madre y me fui a coger la moto para ir a clase.
Perdido entre los pasillos de color blanco con carteles coloridos salteados y en la marea de gente conseguí llegar al tablón donde estaban las listas colgadas para saber en qué clase estabas y quiénes eran tus compañeros. Después de preguntar varias veces conseguí llegar a mi clase. Cuando entré por la puerta apenas fui advertido por un par de alumnos, yo mientras buscaba un sitio con la mirada una mano agitándose al aire me llamó la atención, cuando vi que la señal iba dirigida a mi el chaval rubio que la hacía me indicó que me sentase a su lado y fui hacia allí.
-Ven,  esta libre - dió unas palmadas en la mesa antes de levantarse para chocarme el puño - soy Hugo, encantado - Esbozó una sonrisa y se le achinaron sus ojos verdosos.
- Gracias,  yo soy Marcos.  - Dejé la mochila en el suelo y ambos nos sentamos.
-Supongo que eres nuevo aquí, ¿no? - me preguntó.
-Sí, ¿tú no? - respondí.
-No, terminé aquí la e. s. o y aquí continuo, de los pocos que lo han hecho, la mayoría han volado de aquí.
-¿Algún motivo en especial por el que tú no?
-Vivo en frente, se como manejar a los profesores y la idea de verme solo me daba real angustia si te soy sincero. - rió.
-Ya sabes como estaba. - le seguí la risa.
-Entiendo como debe de ser, puedes venir conmigo, te presentaré a gente y eso,  verás como enseguida se te pasa. - sonrió. Agradecí mucho que fuese tan empático conmigo y que estuviese dispuesto a ser mi amigo, bueno,  no ha sido tan difícil.
Tras una charla me di cuenta de que Hugo y yo teníamos gustos y pensamientos similares, cosa que me alegraba, hasta que la charla fue interrumpida por el sonido del timbre que anunciaba el comienzo del día de presentación. Una mujer de mediana edad con el pelo castaño claro suelto y estatura media entró por la puerta sujetando un maletín en una mano y su móvil en la otra. silenciosa avanzó hasta su mesa y lo dejó todo encima, se acercó a la pizarra donde dibujó unas líneas curvas con subidas y bajadas unidas, al principio de estas dibujó lo que parecía un pequeño coche y entonces entendí que había dibujado una montaña rusa.
-Buenos días chicos - se dio la vuelta y nos dedicó una sonrisa - Soy Lucia, vuestra profesora de lengua y tutora, como podéis haber intuido, no, el arte no es lo mío,  pero a Grosso modo vemos que estos sois vosotros - señaló el carrito - y esto es el curso - señaló las líneas - esto quiere decir que este curso va a comenzar llegando a la cima,  una vez arranque vais a caer y caer a un pozo sin fondo, del que se sale si ponéis de vuestra parte y estáis lo suficientemente motivados y creéis en vosotros, si no,  lo siento, pero os estrellareis.
Dicho lo último la puerta se abrió de golpe y una chica de tez morena con el pelo muy rizado, casi todo delante de la cara,  entró con la respiración agitada.
-Señorita López, no perdemos las costumbres por lo que veo - dijo la profesora.
-  A juzgar por la montaña rusa,  usted tampoco profesora - respondió entrecortadamente quitándose el pelo de la cara dejando ver a uno de los rostros más preciosos que jamás había visto. - Lo siento, sabe como son los autobuses.
-Supongo que sabe lo que debe hacer - señaló con la cabeza los asientos y se sentó en el sitio libre que había delante de Hugo y yo.
Tras una larga introducción, pasó a darlos el horario y el nombre de los profesores que nos iban a impartir cada clase, los títulos de los libros que deberíamos de comprarnos y las normas básicas del centro. El timbre sonó finalizando su hora y Lucia se fue dedicandonos una sonrisa.
La chica que había entrado tarde se dió la vuelta acto seguido, con un pequeño salto se abalanzó sobre Hugo y ambos se dieron un abrazo, cuando se separaron me miró.
-Hola nuevo amigo de Hugo,  soy Ana - Me tendió la mano para luego estrecharla firmemente conmigo.
- Hola,  soy Marcos - Le sonreí.
Realmente era preciosa, sus ojos eran grandes, marrones con unas largas pestañas que casi tocaban sus cejas, sus labios eran carnosos de un tono rosado natural y una sonrisa encantadora.
-¿Cuándo piensas pedirle a tu tía el coche o sacarte la moto? No puedes seguir llegando tarde siempre, González ya te tiene suficiente manía como para seguir dándole motivos. - Dijo Hugo sentándose y los dos lo imitamos.
-Sabes que no puedo y es una estupidez sacarme la moto solo para esto, a donde voy tengo las piernas y voy bien. - respondió.
-¿dónde vives?  Si se puede saber, claro. - le pregunté.
-Claro,  vivo en la zona de las rosas, al norte. - me respondió.
Tras esto me enteré de que vivía dos manzanas después que yo y que pasaba para ir al instituto así que me ofrecí a llevarla y dejarla en casa y ella sin ninguna objeción aceptó.
Las siguientes horas fueron muy amenas, conocimos a profesores pero lo mejor era el poder hablar con Ana y Hugo, sobretodo con Ana. Por fin acabó el día y a la salida nos despedimos de Hugo y Ana me siguió para coger la moto.
-Mañana no serán tres horas - resopló - pero podrás conocer a nuestro demás grupo, verás que genial - dijo sonriente.
-Estará bien supongo - Le tendí mi casco y me subí a la moto - cuando quiera señorita - dije alegre.
-Ve despacio y con cuidado,  esto no es de mis cosas favoritas - se montó y me abrazó para sujetarse.
-¿te da miedo ir en moto? - le pregunté mientras arrancaba.
-Me da miedo perder la vida en una de ellas,  ¿tu no tienes miedos?
-claro - respondí.
-¿Cuál es tu mayor miedo? - preguntó.
-No se - respondí cuando comenzó la moto a andar, ella se agarró más fuerte a mi - nunca me he parado a pensarlo tanto.
- 9 meses. - se limitó a responderme.
-¿Qué? - pregunté extrañado.
-Que tienes 9 meses para pensar una respuesta, y espero que merezca la pena. - aclaró.

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⏰ Última actualización: May 31, 2017 ⏰

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