Y pareciera que el corazón se me hubiese detenido por un segundo, al volver a ver aquellos ojos profundos mirarme después de siglos de agonía y kilómetros de distancia.
Había soñado con este momento: tú y yo caminando solitarios con paso seguro, hasta que nuestros caminos se cruzaran. Y se cruzaron.
Tú me mirarías y el tiempo se detendría. Caminaríamos hasta que la distancia entre ambos se redujera a nada. Me abrazarías y luego... luego...
Hace mucho tiempo que no sentía ese grito ahogado en mi pecho, esa mezcla de palabras que agonizan por salir, pero se quedan tan dentro que nadie más las puede oír.
Tenía la vaga esperanza de que, por una de esas casualidades de la vida, aparecieras y sabía que hoy debía ser el día. Nos miraríamos por fin sin tapujos, con aquella verdad atrapada durante años.
Y fue así como te vi. Mi corazón no se detuvo, más bien apresuró su latir. Tu mirada y la mía se encontraron. Hay tantas cosas que te quiero decir. Mis pasos se hicieron más lentos. Los tuyos igual. Mi piel añoraba el calor de tus manos, pero ni siquiera las alcancé a rozar.
La ilusión que tanto rondaba en mi mente por fin se podía concretar, pero no hubo abrazos, ni caricias, ni besos. Solo una mirada de rencor y como un desconocido continuaste tu andar.
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Presagio
Short StoryAquellos sueños se pueden cumplir... pero tal vez no son como lo soñamos. ********* Tenía la necesidad de escribir... así nació este relato. ********* Todos los derechos reservados.