Casi olvidaba el color y el modelo del auto de Jeryl, comenzó a llover y no supe donde meterme así que en menos de 3 minutos estaba completamente empapada.
Escuché una bocina de un auto y mi corazón dio un brinco de felicidad, allí estaba Jeryl.
Ella llegó a mi, importándole muy poco qué se mojará y me abrazo, como si la una dependiera de la otra y literalmente era así.
- Joder, niña.
Ella murmuró.
- Te abrazaría por más rato pero estoy congelandome hasta el culo.
Le dije mis dientes tiritando del frío. Ella se echó a reír, cogió mi maleta y la metió en el baúl del auto.
- Traje esto, sabía que la íbamos a necesitar.
Ella me entregó unas mantas muy alcochonadas, sonreí y me senté en el asiento, me quite la chaqueta y la puse detrás en el asiento de atrás. Me sequé un poco, Jeryl hizo lo mismo. Y me escondí debajo de la gran manta, Jeryl tenía otra igual.
- Bebe, ¿qué ha pasado?
Ella dijo, poniendo su auto en el estacionamiento de un mall que ya estaba cerrado.
- ¿Te puedo explicar todo eso luego? Quiero preguntarte algo...
Dije, ella asintió levemente y prendió la calefacción.
- ¿Has sabido algo de Justin?
Le dije, ella sonrió.
- Él está bien, extrañandote a horrores.
Dijo y tuve mariposas en el estómago.
- ¿Tiene novia?
Le pregunté. Ella se echó a reír.
- El te considera su novia, aunque no estés con él.
No pude evitar sonrojarme.
- ¿Te quedaste aquí o sólo estas por un tiempo?
Le pregunté.
- De echo, mi vuelo hacia New York sale mañana.
Ella hizo una mueca.
- ¿Puedo irme contigo? Digo, sólo si puedo... Mis padres no saben que me he escapado y en cuanto más rápido me vaya será mejor.
Les dije, ella sonrió.
- Papá puede mandarme el jet privado, podemos viajar dentro de 3 horas si quieres.
Asentí rápidamente.
- Si, mientras más rápido mejor.
Sonreí.
Ella marco en su celular, habló un rato y por ultimo, nos marchamos para su casa para cambiarnos y ir a nuestro vuelo.
Le explique absolutamente todo lo qué tuve que pasar, hacer y las discusiones con mis padres.
