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Perverso

(contiene lemmon fuerte)

_Bienvenida a casa_ dije mientras ella cerraba la puerta de la casa, Nessie dormía en sus brazos tranquilamente y aún continuaba evocando las imágenes de las distintas edades de mi Bella como si eso le hubiese interesado en demasía. _¿la has pasado bien en la casa de Charlie hoy?_

_Si. Siento haber tardado tanto. Salí a comprar algunos regalos de Navidad para Renesmee. No sé si será una celebración que merezca la pena, pero... _ su voz vaciló por un instante y se encogió de hombros.

Dejé en seguida de tocar el piano y volteé el banquillo en el que estaba sentado hacia ella, puse una mano en su cintura y la acerqué a mí. Ese mínimo acercamiento fue suficiente para confirmar que ella olía distinto, era en esencia su fragancia, fresas y ese tinte floral... pero había una nota discordante, una fragancia distinta que traté de ignorar, aunque en el fondo de mi mente sabía a ciencia cierta que no pertenecía al efluvio de Charlie, ni de Jacob, ni de ningún otro hombre que yo conociera... porque ciertamente era la nota aromática de un hombre. Y maldita sea! Yo conocía en demasía la fragancia de mi Bella como para no reconocer algo así, podía olerla a kilómetros.

_No he pensando mucho en eso. Si de verdad deseas que lo celebremos..._ ella me interrumpió antes de que pudiera terminar,

_No_ murmuró estremeciéndose ligeramente _Pero tampoco me gustaba que se pasase sin darle algo_

Su mirada vacilaba, el brillo de sus ojos oscilaba como si sus pupilas temblaran imperceptiblemente al fijarse en mis ojos... como si estuviera luchando con la intención de apartar su mirada... Bella... mi amor... ¿por qué?

_¿Me dejas verlo?_ le pedí tratando de contener mi preocupación.

_Si quieres, es una pequeñez sin importancia_ ella acomodó a mi Renesmee en sus brazos y abrió un poco su pequeño bolso para sacar una bolsita de terciopelo de su interior, una vez más cuando la alzó y la puso en mi mano... sentí ese olor venir de su piel, apreté los dientes... era el olor de un hombre, !lo sabía!. La impronta de testosterona mezclada con adrenalina llegó directamente a mi nariz, ella había tocado a alguien... ¿a quién?

A medida que iba abriendo la pequeña bolsita de terciopelo repasé en mi mente la cantidad de hombres, de rostros en Forks, alguien que podía haberse encontrado con Bella, con mí esposa y estrechado su mano... alguien, pero no podía hacer coincidir ese efluvio con nadie. Conocía cada uno de ellos, el de los hombres más cercanos hasta los más lejanos, Mike, Taylor, Eric... ninguno de ellos había tocado a Bella hoy... había sido alguien más, alguien sudoroso y adicto al cigarrillo.

_Lo encontré por casualidad en el escaparate de una tienda de antigüedades mientras conducía por ahí_ dijo ella cuando dejé caer el pequeño artilugio dorado en la palma de mi mano. El pequeño relicario dorado tenía una pequeña traba que permitía abrirse en dos y poner una pequeña foto dentro, del lado opuesto una inscripción en francés; "plus que ma propre vie"... Recordé las decenas de veces que acompañé a Esme a recorrer los distintos anticuarios de Forks, solo había uno y Dios sabía que no habían cosas tan delicadas y exquisitas como esta que ahora tenía en mis manos... esta cosa era de Port Ángeles.

_¿Sabes lo que dice?_ pregunté con voz contenida, no quería darle vueltas al asunto, pero no podía evitar oler ese rastro de olor de su mano y mucho menos ignorar el detalle que ella había andado por Port Ángeles.

_El dependiente me explicó que decía algo así como: Más que mi propia vida. ¿Es correcto?_ preguntó mirándome a los ojos.

_Si, tiene razón_ murmuré mirando el fondo de sus pupilas del color del amanecer, sus ojos brillaron y su pupila tembló y antes de que pudiera apartar mi mirada, ella apartó la suya hacia el televisor.

Amanecer (por Edward Cullen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora