#10: Besa una princesa que nota

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Es cierto que Charlotte no sabe ni un poco de Futbol americano. Lo único que sabe es sobre chicos fuertes y enormes con cascos más duros que bueno, sus propios abs, fuera de eso, se considera mejor conocedora del golf (aunque tampoco le guste verlo ni mucho menos practicarlo) Rachel por otro lado parece estar muy familiarizada con él.

No por nada está parada sobre sus puntas gritando a todo pulmón lo que su hermano allí abajo debe hacer a pesar de que este no pueda escucharla y que su voz este siendo casi opacada por un montón de gritones más, ella de verdad cree que él la está escuchando.

Charlotte está demasiado ocupada devorando su hot-dog con mucha, realmente mucha kétchup como para escuchar las instrucciones que Rachel le está gritando a Alfie.

Es un estadio pequeño, pero Charlotte lo siente inmenso y capaz de albergar a unos buenos millones de personas. Y no es por ser una exagerada, es eso o los fanáticos tienen unas cuerdas vocales muy potentes. Y eso que solo son unos estudiantes jugando por su escuela, no es que sean las ligas mayores. Charlotte no estaría allí para ver como se ponen con equipos importantes.

Rachel está llevando una camiseta que representa al equipo en el que está jugando Alfie, con el número de su hermano en la parte trasera y unas cosas marcadas en el rostro que con el tiempo y el sudor se han borrado hasta dejar solo unas oscuras e ilegibles manchas. Esta emocionada e hiperactiva, su hotdog a medio comer aún descansa en su mano donde lo estruja con fuerza (la salchicha es un desastre) cada vez que el otro equipo gana ventaja.

Cuando la presión es tanta que la mostaza ensucia sus dedos con uñas mordidas, Rachel desecha el hotdog y luego de limpiarse lo reemplaza con los pequeños y regordetes dedos de Charlotte.

La rizada ha tomado la mano de Rachel antes, seguro, hasta la ha dejado mantener su mano en su pierna desnuda sin comenzar a sentirse ansiosa por minutos. Sabe que Rachel no esta prestando tanta atención a su enlace recién formado, sabe que no lo hace para ponerla incomoda o nerviosa. Sabe todo eso, entonces no entiende porque su mano está cosquilleando.

No es solo su mano, la sensación escala y trepa dentro de ella y ahora la siente por todo el cuerpo, aumenta con el sonido de los gritos y Rachel apretando cada tanto.

No es la primera vez que sucede, que Charlotte solo quiere detener el mundo y quedarse atascada en cierto momento con Rachel por un rato, le ha pasado un par de ocasiones, cuando Rachel está enterrando su puntiaguda nariz entre sus rizos mientras todo a su alrededor parece estar envuelto en un característico olor a vainilla, o cuando Rachel esta sonriendo tanto que parece que en cualquier momento algo maravilloso va a suceder, o en ese preciso instante, en que Rachel inconscientemente la sostiene tan fuerte y su entrecejo esta fruncido, su frente llena de sudor y de manchas oscuras y sigue pareciendo sacada de un poema.

Charlotte está teniendo todos estos pensamientos de forma rápida y masiva, atacan su mente y todo pasa como una constante repetición del nombre de la chica que tiene al lado.

Rachel. Rachel. Rachel.

Es abrumador, y si es sincera consigo misma, también le preocupa.
Le preocupa lo que siente cuando esta con ella y le preocupa aún más no saber de qué se trata.

Y por supuesto, le da un poco de miedo ponerle un nombre.
Es impensable que la pelirroja chica le haya robado el corazón.

Ve como un chico con una enorme bandeja llena de comida y chatarra, conteniendo más de la ultima, se hace camino entre los fanáticos y Charlotte piensa que no lo va a lograr. Y no lo hace, en el último momento el chico tropieza y todo eso va a parar justamente en el cuerpo de Charlotte.

Rachel está lejos del desastre pues fue la única en reaccionar a tiempo.

—¡Oh por Dios! ¡Lo lamento tanto señorita, no era mi intención, por favor discúlpeme!

Al besar una princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora